En uno de los emplazamientos más estratégicos de Tudela con una vista de la ciudad rodeada por sus murallas, salpicada por los conventos extramuros y regada por el Ebro, los mudéjares que vivieron en Tudela tras la conquista de Alfonso el Batallador, en 1119, enterraron a sus muertos durante 400 años. Así se atestigua tras el formidable hallazgo el pasado mes de febrero de 360 tumbas en los alrededores del Corazón de María, junto a las obras del colegio Torre Monreal.

Los arqueólogos calculan que la necrópolis musulmana podría tener una extensión de 8.000 metros cuadrados y albergar 4.000 fosas. En el trabajo realizado entre los meses de febrero y julio se han encontrado 264 enterramientos (fosas con restos) y dos osarios que ayudarán a desvelar cómo era la vida de aquellos tudelanos y tudelanas que fueron expulsados de las murallas cuando los cristianos entraron en Tudela y convirtieron la mezquita mayor en catedral.

Tudela, siglo XII Hasta la llegada de Alfonso I El Batallador, la Tudela islámica abrazaba a sus habitantes en torno a la muralla de la medina que habían fundado 300 años antes. Los musulmanes enterraban entonces en laderas cercanas al río Queiles, al otro lado del foso que atravesaba longitudinalmente la calle Herrerías, tal y como demostraron los hallazgos analizados por Juanjo Bienes en el año 2006.

Pero la conquista echó de las murallas a los musulmanes que se quedaron, expulsándolos extramuros aunque posteriormente se construyó otro nudo fortificado que los acogía. De esa manera tuvieron que buscar otro emplazamiento alejado del núcleo habitado donde enterrar a sus muertos mirando hacia la Meca y ése lugar fue el descubierto este año. Como explicó Óscar Sola, arqueólogo responsable del yacimiento, “se tenían ciertos indicios de que en la zona de la Torre Monreal había restos óseos pero se pensó que podían ser de la Guerra contra los franceses o de alguna plaga de peste”.

Posteriormente se ha encontrado testimonio escrito de la existencia de esta necrópolis. En un documento del archivo de Tudela, de una cesión de tierras junto “a los fosales de los moros, junto a la Torre Monreal” y que data de 1530, lo que mostraría que ya se había dejado de enterrar. En el siglo XIV estaban contados en Tudela 279 “fuegos” de mudéjares, lo que representaría el 49% de toda la población musulmana de Navarra; en la Ribera la cifra ascendía a 613 fuegos (un fuego se toma como 5 personas).

las fosas Sola explicó en la primera presentación de los estudios del yacimiento, que en un futuro se deberían “realizar varios sondeos perimetrales en distintos puntos de la zona” que ocupa toda la altiplanicie donde se ubica el Corazón de María. El arqueólogo Óscar Sola y la antropóloga Maitane Tirapu expusieron los detalles que han podido descubrir hasta el momento ya que los trabajos aún continúan en laboratorio.

De entre las 264 fosas que contenían restos de tudelanos musulmanes de hace casi mil años, solo unos 20 portaban ajuares como anillos, collares o algún medallón. Los enterramientos se realizaron de tres formas: Simple (59%), con subfosa (8%) y con cubeta lateral (35%) y algunos de ellos fueron enterrados con sudarios. Esta evolución de los enterramientos es la primera vez que se aprecia en un mismo yacimiento lo que da idea de la longevidad de la necrópolis.

Entre los hallazgos destacan dos. Por un lado la tumba de un niño en el que junto a su cráneo se encontraron “entorchados”, lo que significa “uno de los hallazgos más sorprendentes que hemos visto”, explicó Sola. La aparición de estos “entorchados” (hilos de seda recubiertos de oro y plata, “finamente trabajados”) significa que la familia del difunto “tenía un gran poder adquisitivo” y lo data entre el siglo XIII y XIV. Estos elementos se usaban o en almohadas para que la cabeza del fallecido descanse o en una cofia sobre la cabeza lo que en ambos casos denota una gran posición social, ya que hallazgos similares se descubrieron en los enterramientos de la reina Berenguela de Castilla o en el infante Fernando de Castilla. “En excavación son muy pocos los que han podido salir. Prácticamente ninguno. Si hay en monasterios o en otro tipo de enterramientos”.

Aparte de esta joya arqueológica, en otra fosa también ha aparecido un juego de 27 monedas del reino de Aragón (de los reyes Jaime I y Pedro IV) y una de Escocia de finales del siglo XIV y junto a ellas una llave que podría parecer la de un cofre. Además varias joyas con inscripciones en árabe como “la abundancia, la plenitud, la riqueza”, “el poder para Dios”, “Dios es todopoderoso”, “no hay más Dios que Dios”, en su mayoría en anillos o collares de oro y plata.

los cuerpos En las 264 fosas con restos óseos se han podido determinar que 191 son adultos y 61 “no adultos” (hasta 18 años), siendo 21 hombres y 21 mujeres, mientras que 221 “están aún sin determinar, bien por lo deteriorado de los restos o porque son no adultos y no es fácil determinarlo con los huesos”, explicó Tirapu. Además explicó que aquellos musulmanes que vivieron en Tudela entre principios del siglo XII (1119) y principios del siglo XVI y que acabaron enterrados en este enclave del que se divisaba toda la ciudad y sus murallas medían una media de 1,55 metros los hombres y 1,44 metros las mujeres.

Otra de las rarezas de la necrópolis es el hecho de haber encontrado dos osarios. “Nos chocaba que en los osarios no había fosas. La teoría que tenemos es que se empieza a enterrar y en algún momento abren los enterramientos anteriores porque necesitan los espacios y los huesos que había los dejan en los osarios. Parece que en un principio el espacio era más limitados pero debieron conseguir más terreno para continuar con los enterramientos”, explicó Sola.

En los enterramientos de tipo subfosa o con fosa lateral se han encontrado restos que parece indicar que colocaban una madera sobre ellos, si bien no se ponían ajuares, más allá de algún collar o anillo que llevaban puesto en el momento del fallecimiento.

Las tres culturas. Óscar Sola señaló que “con este descubrimiento se complementa con la Necrópolis Andalusí que Juanjo descubrió en Herrerías. Esto nos da una posibilidad de gran potencial de poder estudiar a través de las necrópolis a las sociedades medievales que vivieron en Tudela. Tenemos Necrópolis Islámica desde el siglo IX hasta el XVI (la Andalusí de Herrerías y la ahora descubierta del periodo Mudejar en Torre Monreal), pero además tenemos Necrópolis Cristianas (en el interior de la Catedral, Plaza Vieja, San Nicolás, en la Magdalena, y en San Jorge), y Necrópolis Judía (la del Palenque).

Los fuegos. Los primeros datos estadístico de Tudela datan de 1366, año en que la ciudad contaba con 1.026 fuegos y la Merindad con 2.433, lo que a unas 5 personas por fuego da 5.130 habitantes en Tudela y 12.165 en la Ribera. En el siglo X, Tudela fue el centro cultural más destacado del norte de Al-Andalus, teniendo varias figuras relevantes. La mezquita fue un centro cultural e intelectual, al igual que sucedía en otras grandes ciudades del islam.

El futuro. La idea de los arqueólogos es seguir haciendo catas en la zona para delimitar la necróplis. Pero eso será Ayuntamiento y Gobierno quienes lo decidan.