hora que se afrontan términos como "desescalada" y que se mira con ojos incrédulos a la "nueva normalidad", es hora de volver la vista atrás y analizar cómo comenzó todo y cómo se empezó a hacer frente aquí en la Ribera a la crisis más importante de nuestra generación. Una enfermedad que, por desconocida, era, si cabe, más peligrosa y letal. Lo que se plasma a continuación es el relato interno de cómo el Hospital Reina Sofía afrontó esta crisis y cómo se coordinaron las diferentes secciones, plantas y personal para afrontar la pandemia del COVID-19.

En febrero los diferentes servicios empezaron a confeccionar procedimientos y protocolos de actuación para tratar a pacientes sospechosos de estar infectados por el coronavirus COVID-19, cuando aún no era más que una noticia lejana en televisión.

A primeros de marzo la situación requirió ya de una mayor atención y adaptación de la oferta asistencial desde los diferentes equipos. En el Área de Salud de Tudela el incremento de casos COVID-19 en Navarra se observaba entonces desde la distancia, dado que las primeras pruebas que se iban realizando llegaban con resultados negativos. En esas primeras jornadas se hizo un seguimiento exhaustivo de los casos posibles y confirmados y los contactos estrechos con ellos.

El 5 de marzo se tuvo conocimiento de tres posibles casos positivos que finalmente no se confirmaron. Poco a poco, el área se adaptó a la nueva situación y se empezó a tomar decisiones siguiendo las recomendaciones que llegaban del Ministerio de Sanidad sobre la importancia de preservar a los profesionales de contagios.

El 8 de marzo se registró ya el primer ingreso por COVID-19 en el Hospital Reina Sofía.

El 10 de marzo se tomaron las primeras medidas directas de aplicación en relación con la epidemia. Comenzaron a realizarse las primeras recomendaciones de uso responsable de material para evitar que derivara más tarde en desabastecimiento. Se limitó el acceso a las instalaciones del hospital restringiendo a un acompañante por paciente y se suprimieron las visitas comerciales. Se continuó con la implementación de medidas recomendadas por Sanidad como suspensión de cursos, estancias formativas o prácticas de estudiantes. Los únicos que se celebraron fueron los relacionados con la colocación de EPIS y se limitó el aforo en las reuniones.

El 11 de marzo el Hospital Reina Sofía tenía un paciente positivo por COVID-19 y llegó la confirmación de un segundo caso. La actividad era especialmente intensa en Urgencias y la 3ª planta, así como en Laboratorio y en la zona de tratamientos situada en la 5ª planta. El Servicio de Profesionales reestructuró su actividad. La necesidad de reforzar la plantilla del Área de Salud de Tudela originó un aumento en el volumen de trabajo y la apertura del servicio en horario de tarde.

El 12 de marzo había 44 pruebas para analizar. A falta de comunicación de 9 resultados, hubo confirmación positiva en 5 casos, 4 estaban ingresados en régimen de aislamiento y había un paciente en seguimiento domiciliario. Comenzó entonces la implementación de un plan de contingencia frente a la infección. Se empezó a reforzar los recursos en los distintos servicios y los protocolos y procedimientos de actuación se sucedieron para adaptar la actividad a las nuevas circunstancias. La epidemia había modificado tanto el tipo de asistencia, como número de atenciones realizadas y las modalidades asistenciales. Se pusieron de manifiesto "las debilidades y fortalezas de la organización". La Atención Primaria elaboró el primer protocolo de manejo de casos sospechosos de enfermedad por virus COVID-19. Con la finalidad de evitar la atención en centros de salud y consultorios, si la situación clínica lo permitía, ésta pasó a realizarse preferiblemente por consulta no presencial. De ahí "la importancia de la actitud proactiva del área administrativa en la detección telefónica de posibles casos en investigación". Son los profesionales de medicina (de Familia, Cabecera y Pediatría) los que atendían en primer lugar a los posibles casos, tanto en el centro como en el domicilio, reservando la atención de enfermería para los casos en los que la situación clínica así lo precisara. El Servicio de Prevención de Riesgos Laborales realizó un trabajo exhaustivo de los contactos directos con pacientes que habían dado positivo en COVID para tomar las medidas necesarias de aislamiento y seguimiento. El correcto uso de equipos de protección individual fue otra de las responsabilidades de los profesionales por lo que se incrementó el número de cursos de formación sobre colocación de EPIs.

El 13 de marzo el Reina Sofía contaba con 5 pacientes ingresados y 2 en seguimiento domiciliario. El Plan de Contingencia del centro recogía medidas como la separación de circuitos en urgencias (para pacientes con afecciones respiratorias o pacientes con otras patologías), reordenación de espacios, previsión de medidas de refuerzo en HAD y en plantas, o aplazamientos de determinados tratamientos y refuerzo de consultas no presenciales.

El 16 de marzo se inició una nueva semana con 6 pacientes ingresados por COVID y 4 en seguimiento domiciliario. La Ribera, al igual que el resto del país, pasó a tener a todos sus habitantes confinados en sus casas, dentro del "Estado de Alarma". A las 20 horas, cada día, los ciudadanos empezaron a aplaudir desde balcones y ventanas en apoyo al personal que trabaja en salud. El Gerente del SNS-0 dictó una instrucción por la que se suspendieron los permisos por vacaciones, licencias y permisos del personal, así como exenciones de guardias, entre otras restricciones. Los y las profesionales del área se reorganizaron en sus diferentes servicios y tomaron conciencia de la importancia de su papel. En la primera semana de confinamiento hubo momentos destacados en los que profesionales del Hospital se dirigieron a la ciudadanía para mostrar cómo se toman las riendas de la complicada situación, unas veces para liberar tensiones, otras para intentar transmitir calma o para agradecer las primeras muestras de solidaridad. La importancia de proteger a los sanitarios para garantizar la asistencia a la población motivó la apertura de un circuito específico para la realización de pruebas de detección de COVID-19 para personal de centros sanitarios y sociosanitarios residenciales en contacto con usuarios, y para cuerpos de seguridad y profesiones esenciales, siempre que presente cuadro clínico de infección respiratoria. Se procedió a la movilidad de profesionales y cambios de puestos, ante la necesidad de reforzar algunos servicios y unidades, haciéndose cargo de funciones distintas a las habituales.

El 18 de marzo se produjo el primer fallecimiento en el hospital por coronavirus. Se trataba de un paciente de 88 años que presentaba patologías previas. Los pacientes ingresados ascendían a 12 y eran 33 las personas en seguimiento domiciliario. Empezó a acometerse la siguiente fase del Plan de Contingencia en la que se preveía la reorganización de los espacios disponibles "ante un escenario en el que el hospital tenga la necesidad de ingresar pacientes por encima de su capacidad". Al mismo tiempo, particulares y empresas se volcaron con el área. El COVID-19 desató "una oleada de donaciones y solidaridad pero también cambios en la actividad industrial" que se reinventó en algunos casos para ofrecer soluciones.

El 20 de marzo, la cifra de pacientes por COVID llegó a 24 personas, 2 en UCI y 64 en seguimiento domiciliario. En el Reina Sofía continuaba el "despliegue del Plan de Contingencia de camas y respiradores" que contemplaba tres posibles situaciones: "En el primer escenario se contempla reservar toda la 3ª planta para pacientes con COVID, 5 camas COVID en UCI, 58 camas en hospitalización convencional y 30 camas de Hospitalización a Domicilio. En el segundo escenario, las camas de hospitalización convencional por COVID suponen 74 entre la 3ª y el espacio de la 2ª reservado a la Cirugía Mayor Ambulatoria y la UCI acoge 11 camas de pacientes con COVID. La capacidad de hospitalización domiciliaria se incrementa en 10 camas más. En el tercer escenario, el número de camas convencionales para COVID alcanza las 98 sumando las camas de Cirugía de la 2ª planta. La UCI amplía a 20 el número de pacientes tratados con COVID y 3 No COVID. El plan recoge que se puede contar hasta con 20 respiradores".

El lunes 23 de marzo se tenían registrados 42 pacientes ingresados por COVID-19; 37 en planta y 5 en la UCI. En aislamiento domiciliario permanecían 43 personas con PCR confirmada, "entre las que se incluyen trabajadores con PCR positiva, y otros 395 casos posibles seguidos por Atención Primaria en sus domicilios". En datos totales, el Área de Salud de Tudela registra 3 fallecimientos por COVID-19 y 4 altas. Se inicia la segunda semana de confinamiento, "los datos epidemiológicos apuntan a que el número de casos podría crecer de forma importante".

El número de positivos acumulado en Navarra el 24 de marzo era 1.014. El Ministerio de Sanidad clasificó el escenario como de "transmisión comunitaria sostenida generalizada". El Reina Sofía tenía 52 pacientes ingresados con COVID-19; 45 en planta y 7 en la UCI. En aislamiento domiciliario permanecían 60 personas con PCR confirmada, entre las que se incluyen trabajadores, y otros 482 casos posibles seguidos en sus domicilios. En datos totales, el Área de Salud de Tudela registra 3 fallecimientos por COVID-19 y 2 altas por curación. Con el fin de cuidar a los profesionales, "el Centro de Salud Mental activa un programa de atención psicológica que atienden casos COVID, pacientes ingresados por COVID y sus familiares y entorno de pacientes fallecidos".

Los equipos de Atención Primaria reorganizaron la asistencia con la creación de equipos presenciales en los centros de salud que constituyen la cabecera de cada zona básica, compuestos por personal de medicina y enfermería, que cubrían en turnos rotatorios todas las franjas horarias de lunes a domingo. Así se creó por cada zona un equipo COVID y otro No COVID para tratar el resto de patologías. En los consultorios, el personal se redujo a enfermería y personal administrativo, con una especial cobertura para las residencias de ancianos ubicadas en la Ribera. A los dos equipos se sumó un tercero para atención exclusiva de residencias y domicilios.

25 de marzo. El Hospital Reina Sofía registraba 66 pacientes por COVID-19; 54 en planta, 3 en hospitalización domiciliaria y 9 en la UCI. En aislamiento domiciliario permanecían 70 personas con PCR confirmada, entre las que se incluyen trabajadores con PCR positiva, y otros 547 casos posibles en seguimiento domiciliario por atención primaria. Las altas por curación eran 6. El Comité de Ética Asistencial señaló que "una de las consecuencias de la crisis originada por COVID-19 tiene que ver con la existencia de conflictos éticos en la toma de decisiones, que son de difícil manejo por el calado y las consecuencias que se derivan de las mismas".

El jueves 26 de marzo este mismo comité elaboró una serie de reflexiones para afrontar situaciones de este tipo "y se comprometió a ofrecer respuestas ágiles a cuestiones que planteen los profesionales". El hospital tenía 77 ingresados con COVID-19; 62 en planta, 5 en hospitalización domiciliaria y 10 en la UCI. En aislamiento domiciliario permanecían 81 personas con PCR confirmada, entre las que estaban los trabajadores con PCR positiva.

27 de marzo. La cifra asciende 80 pacientes por COVID-19; 69 en planta y 11 en la UCI. En aislamiento domiciliario permanecen 83 personas con PCR confirmada (incluidos los trabajadores con PCR positiva), y otras 672 personas también aisladas en sus domicilios por presentar síntomas pero sin confirmación de PCR. El número de altas era de 6 y a los fallecimientos contabilizados se une uno más, "un paciente de 84 años con patologías previas que había ingresado el día 23 de marzo". El balance total era de 12 altas y 4 fallecidos. Por primera vez se hicieron públicos los datos de incidencia de coronavirus por zona básica. La primera radiografía del Área de Salud de Tudela deja este retrato: Buñuel 14, Cascante 13, Cintruénigo 40, Corella 13, Tudela Este 25, Tudela Oeste 28 y Valtierra-Careita 9.

El lunes 30 de marzo había 87 pacientes ingresados por COVID-19; 70 en planta, 5 en hospitalización domiciliaria y 12 en la UCI. En aislamiento en casa permanecían 84 personas con PCR confirmada (trabajadores con PCR positiva incluidos) y otras 759 aisladas en sus domicilios porque tenían síntomas pero sin confirmación. Se sumaban 10 fallecimientos y 21 altas por curación.

El último día de ese caótico mes, el 31 de marzo el hospital contaba con 89 pacientes por COVID-19 (72 en planta, 2 en casa y 15 en la UCI). En aislamiento domiciliario había 94 personas con PCR confirmada y otras 822 personas también están aisladas en sus domicilios por presentar síntomas pero sin confirmación. Las altas eran ya 21 y 12 los fallecimientos. El Gobierno suspendió la actividad presencial en los centros de trabajo para el personal de la Administración pública de Navarra y sus organismos autónomos, con excepción de los servicios esenciales como los sanitarios. Llegó material donado por la provincia china de Gansú, con el mensaje "los malos tiempos traen verdaderos amigos" y que adjuntaba 6.000 buzos, 40.000 mascarillas quirúrgicas y otras 5.000 mascarillas de alta protección. El Hotel BED4U se adecuó como instalación auxiliar para alojar pacientes positivos en COVID pero con alta hospitalaria, lo que permitió "descongestionar el hospital y optimizar recursos asistenciales".

Ese último día las cifras ya eran de Tudela Este 45, Oeste 35, Buñuel 22, Corella 21, Cintruénigo 65 y Valtierra-Cadreita 12. Lo peor estaba aún por llegar en el mes de abril.

El 8 de marzo se registró el primer ingreso confirmado por COVID-19 en el Hospital Reina Sofía

El 18 de marzo se produjo el primer fallecimiento por coronavirus en el Hospital Reina Sofía de Tudela

El 23 de marzo se señalaba que "los datos apuntan a que el número de casos podría crecer de forma importante"

Una de las consecuencias internas de la crisis del COVID-19 "tiene que ver con conflictos éticos"

El material que llegó de China llevaba el mensaje de "los malos tiempos traen verdaderos amigos"

El 31 de marzo el hotel Bed4U se adecuó para "descongestionar el hospital y optimizar recursos"