El colectivo ferroviario de Castejón de principios del siglo XX tuvo un gran peso social y político, consiguiendo grandes logros para la sociedad local como la creación de escuelas, cooperativas y movimientos culturales e impulsando su separación de Corella en 1927. Era un colectivo muy concienciado, significado y solidario y, de hecho, la agrupación socialista de Castejón fue la segunda en crearse en Navarra tras la de Pamplona. La llegada del tren hizo que Castejón pasara de 200 vecinos en 1860 a cerca de 2.000 en 1936.

El sindicato CCOO, la Asociación de Vecinos Valentín Plaza y el Ayuntamiento de Castejón celebraron el pasado 30 de abril un homenaje a los ferroviarios de la localidad como broche de oro a lo actos de conmemoración de la Segunda República. La proyección del documental Los hijos del hierro reflejó el sufrimiento y la represión de este colectivo que en Castejón se tradujo en el asesinato de 10 trabajadores (del total de 25 fusilados en la localidad) pero también en apertura de expedientes, corte de pelo a mujeres, batallones de trabajo y exclusión social.

Tomaron parte los historiadores Miguel Muñoz y Fernando Mendiola y Villar Ochoa, familiar de dos fusilados en Castejón. La presentación corrió a cargo del alcalde de Castejón, David Álvarez y de Chechu Rodríguez, secretario general de CCOO.

El director del documental, Miguel Muñoz, buscó el origen de esta represión en las huelgas de 1916, que consiguieron el reconocimiento de los sindicatos, y en la revolución industrial. A su juicio "el capitalismo ha agredido de manera violenta y criminal desde el primer momento. El genocidio que hubo en España fue uno más de los de Europa". Muñoz recordó a aquellos que dejaron su vida, su trabajo y su futuro en la lucha por una sociedad mejor, "era gente concienciada y luchadora, que buscaba un mundo distinto. Gente que sacrificó su vida y su libertad por construir un mundo distinto y solidario. Los trabajadores y trabajadoras somos los único bueno que ha hecho este mundo en los últimos 200 años. Nuestros abuelos trataron de conseguir que este país se organizase sobre estos valores. Claro que eran políticos, vale de decir que no hicieron nada, que eran gente normal. Hay que reivindicarlos como lo que eran: luchadores políticos por un mundo democrático y fueron sometidos por eso a un genocidio".

En España, antes del golpe de estado de 1936 había alrededor de 130.000 trabajadores del ferrocarril sumando las diversas compañías, de los que casi 83.000 sufrieron algún tipo de represión.

El origen Un 29 de abril de 1861 llegó el primer tren a Castejón desde Pamplona y a su frente la locomotora Celestina. Aquella máquina cambiaría para siempre la historia de aquel pequeño barrio. Para que el tren cruzara el Ebro se construyó, en 1859, un puente de hierro de 651 metros de longitud y en 1862 la estación de enlace conocida como Castejón de Ebro, que harían el traspaso de pasajeros y mercaderías donde coincidirían cuatro trenes a la vez. En 1878, tras la tercera guerra carlista, las dos compañías que trabajaban en este punto neurálgico fueron absorbidas por la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España.

Aquellos primeros humos del vapor atrajeron a Castejón a un gran número de pobladores (ferroviarios, artesanos, comerciantes€) e impulsó la creación de industrias subsidiarias y la aparición de nuevos barrios hacia el sur. Castejón tenía entonces 200 habitantes y era un pequeño barrio alejado de Corella y dependiente del Ebro, pero con la llegada del ferrocarril y su conversión en nudo de comunicaciones, en detrimento de Tudela que no quiso asumirlo, comenzó a crecer y en 1900 contaba ya con 643 habitantes.

Su expansión y crecimiento siguió sin freno y el 4 de octubre de 1927 Alfonso XII firmó la separación de Castejón de Corella, pasando a ser un municipio independiente, siendo el primer alcalde Francisco Roiz y perdiendo el privilegio de ser congozantes de Bardenas. El fundador de las Juventudes Socialistas, Ángel Muñoz, recordaba en una entrevista a DIARIO DE NOTICIAS, cómo años después "lograda la independencia reclamamos las tierras que pertenecían a Castejón y al ver que no nos las daban, decidimos la UGT y nosotros salir al campo a roturar las tierras. Estuvimos allí y al poco tiempo vino la Guardia Civil. Más tarde vino el alcalde, Valentín Plaza y nos dijo que dejáramos las tierras, que esto no se podía conseguir por la fuerza. Entonces volvimos y nombramos una comisión entre UGT y nosotros y fuimos al Ayuntamiento. Plaza nos dijo que poco a poco se lograría y así fue. Enseguida conseguimos las tierras de Castejón y ese día organizamos una fiesta".

La importancia de los trabajadores del ferrocarril y su carácter progresista y luchador empapó pronto a la población también con su asociacionismo, naciendo pronto iniciativas como la cooperativa ferroviaria, creada en 1913, que tenía como objetivo "proporcionar a los asociados los artículos de consumo en las mejores condiciones de clase, peso, medida y precio". Hasta tal punto era progresista ya en aquel año se decía que "el socio que falleciere podrá ser sustituido por su esposa o su compañera". Al mismo tiempo el 20% de los beneficios que se conseguían se dedicaban a "asistir en desgracias a los asociados o para beneficiar o mejorar la suerte de obreros, aunque no sean socios ni ferroviarios".

Solo 3 años después, en 1916, nació la sociedad La Palmira, un centro cultural, social y de actividades donde los mismo se hacían obras de teatro que se festejaban bodas civiles. En 1920 se crearon las Escuelas Ferroviarias para los hijos de los ferroviarios que costeaban los propios trabajadores.

Tan importante era el peso del Ferrocarril que no había paro y, por lo tanto, tampoco problemas por el reparto de tierras. Era un grupo de trabajadores muy ideologizado como se pudo ver el 14 de junio de 1931 cuando el paso de un tren lleno de jaimistas (carlistas) que volvían de un mitin en Pamplona, fue recibido a pedradas. Dejaron los vagones en vía muerta y muchos de sus ocupantes (algunos se habían bajado ya en Villafranca) tuvieron que volver a Tudela campo a través. Hubo un muerto y varios heridos.

La república La relevancia de este sector en la vida política era tal que uno de ellos, de 80 años y ya jubilado, pasó a ser el secretario de la agrupación socialista local, Salustiano Plaza y su hijo, Valentín Plaza, de 35 años, sería elegido alcalde durante buena parte de la República. Ambos murieron asesinados con una diferencia de días.

En el acto de homenaje, Villar Ochoa, hija de Olimpia Plaza, nieta de Valentín Plaza y bisnieta de Salustiano Plaza, recordó cómo por el dolor "mi abuela se volvió loca". Salustiano había nacido en Segovia y tras pasar por Bilbao recaló en Castejón. "Estaba afiliado a la UGT y al partido socialista. Era muy reivindicativo. Su hijo, mi abuelo, estudio Medicina en Zaragoza, sacó la plaza de practicante en Castejón y fue alcalde durante buena parte de la República". El 22 de diciembre de 1927 Valentín se casó con Villar García en una boda civil en el juzgado de Corella que generó muchas críticas en los más reaccionarios y anunciaba lo que vendría. El periódico El Socialista relataba: "Han sido objeto de rudísima campaña por los elementos reaccionarios y clericales para impedir que proclamaran sus convicciones" y añadía que recibieron "coacciones y amenazas" para "atropellar su voluntad decidida de hacer honor a sus ideales socialistas". El 17 de julio de 1936 salió de su casa y el 21 de julio "lo encontraron asesinado en Alfaro", dejando a Villar con tres hijas de menos de 7 años. "A mi bisabuelo, Salustiano, lo detuvieron en la calle a los pocos días y lo encarcelaron, trasladándolo a Tudela. El día 5 de agosto lo sacaron de la cárcel y lo asesinaron en la tapia del cementerio de Tudela". Nunca han encontrado sus restos.

Una hermana de Valentín tuvo que huir con su marido y un bebé a Francia. Estuvo en un campo de concentración donde tuvo que esconder en una cesta al bebé para que no se lo robaran. "Las familias quedaron desamparadas, humilladas. Mi abuela quedó con 3 hijas pequeñas, tuvo que trabajar en las casas de aquellos que les habían asesinado. Presas del dolor, del silencio y del miedo. Además de todo, con el tiempo, se les quedó una sensación de culpabilidad, de que habían hecho algo malo".

Junto a ellos fueron asesinados también los ferroviarios Sabino Atienza, Cecilio Bea, Crisanto Bretos, Telesforo De La Rosa, Ambrosio Fernández (también concejal), Luis Morato, Saturnino Muñoz, Leopoldo Navas y Paulino Pérez. Además fueron represaliados Jenaro Solanas y, según la documentación de Renfe, la limpiadora Joaquina Blanch. En todo el país se ficharon a casi 130.000 ferroviarios (lo máximo que hubo fueron 150.000 trabajadores) ya que la ley de responsabilidad política obligaba a pedir el reingreso en sus puestos de trabajo y pasar un proceso judicial en el que se demostraran que no eras culpables; la justicia al revés.

Más de 3.500 presos republicanos estuvieron realizando diversos trabajos disciplinarios en el entorno de Tudela entre los años 1937 y 1940, centrados en convertir en doble la línea Castejón-Zuera y también en la Castejón Soria. Se estima que entre 1.500 y 3.000 durmieron en el edificio de la antigua Harinera de Castejón. El proyecto de la línea Castejón-Zuera ya había sido diseñado por el gobierno de la Segunda República y calificado como de "prioridad estratégica".

En uno de los documentos encontrados por Mendiola, fechado en el 19 de enero de 1938 "segundo año triunfal", se indica desde Burgos que "el Generalísimo ha resuelto se pongan 1.500 prisioneros en Castejón a disposición del Jefe del Servicio Militar de Ferrocarriles para la construcción de la doble vía de Zuera-Castejón, toda vez que de los 2.000 que le fueron adjudicados, el V Cuerpo del Ejército se quedó con parte de ellos para trabajos de fortificación y descarga de materiales".