santacara - Un año más, Santacara viajó al pasado para rememorar su historia como ciudad romana, ocurrió ayer en la duodécima edición del tradicional Día de Cara. El ejército romano desfiló, una vez más, entre las ruinas arqueológicas que esconde el municipio navarro y que retrotraen a los locales y a los turistas a la antigua época. Los asistentes, siguieron de cerca los pasos de las tropas mientras evocaban el tiempo en el que la Ciudad de Cara era un importante asentamiento entre Pompaelo y Caesaraugusta.

Los múltiples actos organizados, de forma conjunta, por el Ayuntamiento de Santacara y el Consorcio de Desarrollo de la Zona Media, se alargaron durante todo el fin de semana. Un evento de dos días en los que visitar Santacara se convierte en la excusa perfecta para conocer un entorno construido alrededor de yacimientos históricos. “El objetivo de la jornada es dar a conocer el patrimonio de la localidad a través de representaciones de la vida del ejército romano en la antigua población de los carenses”, explicó Ángela Marco, técnica del Consorcio. Durante la jornada de ayer, en la que el imponente calor no amedrentó a los visitantes, se revivieron los orígenes ligados a la ciudad romana de Cara (I a.C.-IV d.C), que vivió su máximo esplendor en los dos primeros siglos de nuestra era, tal y como atestiguan los innumerables restos arqueológicos hallados en las inmediaciones del yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural en el año 1993.

La gran novedad de este año fue el espectáculo de gladiadores a pie y a caballo, una recreación de las batallas a vida o muerte que se libraban en el antiguo imperio romano. El espectáculo estuvo acompañado de una charla explicativa en la que los más pequeños aprendieron cómo se libraban los combates y donde se mostraron recreaciones a tamaño real de las espadas y armaduras. Las épicas batallas también dejaron sitio a la artesanía con una feria que recorría las calles del pueblo. Este año, la cita se tornó especial debido a que recientemente se ha descubierto que uno de los bustos encontrados en dicho yacimiento en una de sus excavaciones, no era un sencillo retrato en mármol sino que se trata de uno de los pocos retratos de Augusto divinizado que se conservan en el norte peninsular.