Hace 50 años que los gritos contra los disturbios de Stonewall atizaron un sistema que apartaba al colectivo LGTBIQ+ y los recluía como si no pudieran ser individuos de plenos derechos. Ayer se cumplió medio siglo del primer Día Internacional del Orgullo, el que marcó el inicio de la lucha por la visibilidad y que todavía se celebra. Tafalla conmemoró el aniversario con una concentración en la Plaza de Navarra en la que se recordó aquel día y con la que se buscó mantener viva la lucha en la actualidad. Durante la jornada, las representantes de la Asociación Laiak leyeron un manifiesto en defensa de la diversidad, la igualdad y el respeto entre todos los vecinos.

Laiak nació hace algo más de un año y lo hizo como un ejemplo de lucha para visibilizar al colectivo LGTBIQ+ en la Zona Media. La asociación, pionera en la comarca, nació con la idea de hacer visible una realidad que puede llegar a ser más complicada, si cabe, en entornos pequeños y rurales.

Sarai Vidaurre, Inma Abinzano y Goizeder Juango, son tres caras visibles de una verdad que reúne a centenares de personas. Ellas han sido parte impulsora del proyecto pero no las únicas, a su lado han estado decenas de compañeros que, junto a las instituciones municipales, logran sacar adelante sus proyectos. “Lo principal de este acto es el hecho de poder realizarlo, de hacernos visibles, lo que queremos conseguir es mostrar que somos una realidad y que formamos parte de la sociedad”, enfatizó Inma Abizano, una de las impulsoras de la alianza comarcal.

Admite que las ideas, si no se hacen públicas, no existen y pierden la fuerza que las respalda si quedan recluidas a la intimidad de un colectivo. Confiesa que ahora la situación para el colectivo es más sencilla pero no deja atrás la obligación de trabajar por ello. “Yo eché en falta un movimiento así cuando era más joven y ahora voy a luchar porque todos se manifiesten”, asevera.

Entorno rural Como ella, Sarai Vidaurre, presidenta de Laiak, urge a las personas a unirse al movimiento. Es consciente de que la problemática en el entorno rural es más grande y más difícil de solventar. “La gente tiene miedo, miedo a vivir, a poder hacerlo de forma natural y expresarse sin sufrir ningún tipo de discriminación”, suspira. Cree que hoy el problema es menor que cuando nació el movimiento hace cincuenta años pero confía en la pasión de las personas que forman la asociación para que Tafalla sea un entorno libre de fobias.

Goizeder Juango, también motor del proyecto por los derechos en la comarca, es una de las voces que batallan en el movimiento. “Es importante implicar a la juventud en este día -y en todos- porque estos actos e iniciativas ayudan a normalizar y aceptar”, destacó. Es consciente de que Laiak es parte importante para los jóvenes porque con sus actos públicos y concentraciones “conseguimos normalizar, aceptar y hacer llevadero el camino para personas que de otra forma quizás lo tendrían más complicado”, concluyó.