Si las piedras del albergue de Beire-Beitu pudieran hablar, seguro que callarían muchas cosas. Antiguo palacio de los Ezpeleta -sus primeros escritos datan de 1457-, sirvió como residencia para las personas importantes que visitaban a los Reyes de Navarra en el palacio de Olite. Ya en el siglo XIX los Padres blancos, una hermandad de misioneros provenientes de África, le construyeron dos enormes alas con un cristo coronando su cima. Y los claretianos, que lo utilizaron después como seminario, convirtieron algunas de sus estancias en aulas que conservan, todavía, pequeños pupitres de madera de los de antaño.

Ellos dejaron, además, la impronta de un tesoro escondido en un patio interior que convirtieron en capilla. Un rincón poblado de historia que se ha utilizado, ya en sus tiempos modernos, como sala de cine, discoteca, espacio para mítines e incluso para encuentros de yoga. Y es que por estos lares el consejero Sanz entregó el primer premio Lázaro Galdiano e incluso se dejó ver Luis Tosar, con su equipo de rodaje, que utilizó las instalaciones durante la grabación del corto Cólera. El edificio pasó a manos de los hermanos Arrieta en 1978, quienes una década después cedieron su gestión a la Asociación Gaztelan. La entidad, cuyo objetivo es la promoción de empleo entre personas jóvenes de la zona, consiguió recuperar un inmueble en el que urgían reformas. Lo habilitaron como albergue, abierto por primera vez en el 89 para acoger a escolares.

Ahora, 30 años después de su apertura, sigue siendo el albergue privado más grande de la Comunidad foral, gestionado por la cooperativa conformada por Lucía Arrieta Rey, Iñaki Navarro Bueno y Carmen Ester. Y son 10 hectáreas, con 5.000 olivos, decenas de viñas, una huerta que hace las veces de granja escuela, bar, albergue y hospedería que, sin duda, dan mucho trabajo. Pero del bueno. "Mi familia adquirió la finca para la explotación agraria. Toda la vida habían vivido en la cuesta de Beloso y habían vendido verduras, querían el terreno para cultivar y vender en uno de los puestos de la Plaza Mayor de Pamplona. Tuvieron vacas, impulsaron un proyecto de artesanía, plantación de setas... No pararon", relata Arrieta. Ya en 2006 se reformaron por completo las dos alas, una como hospedería y otra como albergue. Ese es, precisamente, uno de los valores que les va a permitir recuperar algo de normalidad después de haber tenido que bajar la persiana durante el Estado de Alarma. El fin de semana que viene acogerán a su primer grupo tras un impass que, en cierta manera, les ha obligado a reinventarse.

"El edificio siempre ha estado marcado por poder albergar grupos muy grandes, y es lo bueno que tiene. Aquí hay 130 plazas de albergue en 12 habitaciones con literas y otras 30 de hospedería en diez habitaciones, que disponen de baño privado, aire acondicionado y calefacción. Suelen venir colegios pero se pueden orientar también a otro tipo de público como familias o cuadrillas. Ahora con todas las medidas de distancia y seguridad que se nos exigen para poder volver a abrir es lo que más se va a demandar. Incluso podemos cerrar una de las dos alas y dejar a un único grupo que utilice el recinto", explica Navarro.

Ambos socios, antes de serlo, han trabajado en estas instalaciones como camareros -también se celebran bodas- monitores, ayudando en la viña y con el pico y la pala durante las reformas. Licenciados en Publicidad y Marketing y Publicidad, tienen "ese perfil digital que hacía falta".

Han diseñado la página web y han renovado la marca (Beitu Beire) para darle nuevos aires a un lugar del que conocen bien el origen. Para ella es como un lienzo en blanco sobre el que se pueden inventar cosas para llevarlas a cabo, y para él, un tesoro en bruto del que todavía se puede recuperar la historia. "Aquí se respira mucha paz. Nos gusta estar con los grupos, contarles anécdotas, la familia sabe muchísimo y también suponen un colchón de experiencia que es bueno tener. Lo importante ahora es seguir hacia adelante, reinventarse y hacer lo que sea para que toda esa gente que ha perdido la confianza por culpa del virus sepa que puede seguir viniendo".