Maite se siente "como subida en una nube", feliz del cariño del último mes, conforme con el trabajo de tantos años y el refugio de los vecinos de su pueblo de acogida, que también siente como suyo. Hace 26 años que Maite de Carlos subió por primera vez la persiana de su joyería, un pequeño comercio local que se hizo hueco en Olite, y que el pasado 13 de febrero cerró definitivamente por la jubilación de su dueña.

El pueblo ya ha despedido la joyería de Maite, un pequeño comercio que ha ganado con el paso de los años el respeto y el cariño de los clientes. Esta vecina de Tafalla ha desarrollado toda su vida laboral en el pequeño comercio de la Zona Media, siempre en contacto con los vecinos, en locales de cara al público y "dando gracias por disfrutar tanto de mi trabajo". Una mercería y un bar fueron lo primero, dos negocios que se quedaron atrás cuando decidió abrir la joyería en la céntrica plaza de Olite.

Maite cuelga el cartel de cerrado en un momento complicado para el pequeño comercio en la localidad, "donde se ha notado la bajada por la pandemia y las cosas están complicadas", y lo hace con la pena de no tener un relevo para el negocio.

Gran parte de su labor en el pueblo ha sido la de fomentar la economía local, animando a la innovación e impulsando a los vecinos a que apuesten por "lo nuestro". "Después de dejar el bar pensé que dedicaría el tiempo a la familia, a estar más tranquila, porque un bar quita mucho tiempo, pero no puedo estar quieta", reconoce Maite, y apunta que fue entonces cuando se acordó de su experiencia en los años 80 cuando, recién casada, abrió la mercería en su ciudad, en Tafalla. "Siempre he estado cara al público, me acordaba de lo feliz que había sido con la mercería, con la cercanía de la gente y me animé a ir a por la joyería", recuerda.

"El último día lo viví bien, porque cuando tomo una decisión no miro atrás", comenta Maite, que está "encantada con cómo ha salido todo" porque los olitenses han colaborado en todo momento con su jubilación, tanto en la compra como en el apoyo diario.

Y ahora, a disfrutar. "Mis planes ahora son cuidar de un huerto que acabo de coger y estar en contacto con la naturaleza; solo pienso en todas las personas que van a poder venir a comer al huerto cuando nos dejen", exclama. Los días ahora se esperan tranquilos para Maite de Carlos, con la idea de disfrutar de la jubilación, de viajar y estar con los suyos.

El pequeño comercio se apaga

Maite de Carlos volcó su ilusión por los negocios locales y se unió a varios comercios de Olite para crear la Asociación de Comerciantes del pueblo, de la que también fue presidenta durante dos años. Es consciente de la mala época por la que están pasando los establecimientos pequeños en todos los lugares, pero con más crudeza en las localidades pequeñas, donde la falta de estos servicios se traduce en el peligroso éxodo hacia núcleos más grandes.

"Me da pena que nadie vaya a continuar con la tienda de alguna manera, porque está desapareciendo todo el pequeño comercio", anota Maite, quien aboga por la implicación de ambas partes: comerciantes y vecinos. "Nos tenemos que actualizar, poner facilidades para que la gente más joven también quiera acceder a estos espacios y hacer las compras aquí", ahonda y explica que "antes el pequeño comercio abarcaba todas las edades y ahora solo a los de edad mediana y más mayores. Por eso, la única solución para Maite es la de llegar a un camino común en el que también se atraiga a los más jóvenes.