Una ley pionera para rediseñar la industria
Con un peso del 31% en el PIB regional, el sector industrial navarro encara el futuro con desafíos compartidos y respuestas conjuntas. La nueva Ley Foral de Industria, actualmente en elaboración, pretende convertirse en el principal instrumento de política industrial para los próximos años: una hoja de ruta pensada para reforzar la competitividad, acompañar la transformación ecológica y digital de las empresas, mejorar la gobernanza público-privada y proyectar una industria más innovadora, cohesionada y sostenible.
El texto recoge aportaciones de más de 850 agentes sociales, económicos, institucionales y empresariales, y es el resultado de un proceso participativo que ha involucrado a cerca de 300 personas.
Un ecosistema industrial diversificado
Navarra cuenta con una industria diversificada y altamente especializada. Sectores como la automoción, la agroindustria, la biotecnología, las energías renovables, la mecatrónica o el farmacéutico configuran un tejido que ha demostrado una notable capacidad de adaptación. En conjunto, la industria representa el 31% del PIB navarro, muy por encima de la media española (15,8% en 2023), y sostiene más de 100.000 empleos directos e indirectos.
El peso de las exportaciones es otro de sus rasgos distintivos. La automoción, encabezada por Volkswagen Navarra y su ecosistema auxiliar, lidera las ventas al exterior, seguida por los sectores de componentes, agroalimentación, maquinaria e industria química. En paralelo, Navarra ha sido pionera en el desarrollo de energías limpias, con un amplio despliegue de eólica y fotovoltaica, y apuesta por consolidarse como hub en movilidad eléctrica y almacenamiento energético.
No obstante, el tejido industrial navarro está compuesto mayoritariamente por pymes —más del 95% del total—, muchas de las cuales carecen de medios para acometer de forma individual la transformación digital o los procesos de descarbonización. Esta es una de las razones que justifican una ley que ponga el foco en la cooperación, el acompañamiento institucional y la simplificación administrativa.
Principios rectores
La futura ley nace con tres principios básicos: mejorar la competitividad de la industria navarra, acompañar la transición ecológica y digital del tejido productivo, y asegurar la cohesión social y territorial. Para ello, se contempla un amplio abanico de medidas que van desde la ventanilla única empresarial hasta el impulso de proyectos estratégicos o la creación de un fondo industrial propio.
Entre sus objetivos, destacan la promoción de la economía circular, el fomento del emprendimiento tecnológico, el desarrollo de ecosistemas industriales innovadores y la generación de empleo de calidad. También se recoge el compromiso de garantizar el acceso equitativo a oportunidades industriales en todo el territorio, con especial atención al medio rural y a zonas afectadas por la despoblación.
Uno de los aspectos más relevantes del texto es la obligatoriedad de que todas las empresas de más de 500 personas elaboren un plan de descarbonización antes del 31 de diciembre de 2028, basado en un análisis previo de eficiencia energética. Las empresas de entre 50 y 500 empleados dispondrán de dos años adicionales.
Además, se prevé la creación de polígonos industriales Net Zero, dotados con infraestructuras energéticas avanzadas —como autoconsumo colectivo, almacenamiento, captura de carbono o redes inteligentes—, en los que se priorizará la instalación de empresas comprometidas con la sostenibilidad.
En paralelo, se diseñará una estrategia para el impulso de la bioeconomía circular, promoviendo modelos que reduzcan el uso de materias primas, minimicen residuos y aumenten la resiliencia de las cadenas de suministro.
Ventanilla única y simplificación administrativa
La ley recoge una demanda histórica del tejido empresarial: la simplificación de trámites. Para ello, se pondrá en marcha una ventanilla única empresarial, acompañada de una “carpeta empresarial” digital personalizada. También se habilitará una unidad especializada de apoyo a la tramitación de proyectos, y se facilitará la colaboración con entidades certificadoras como colegios profesionales y cámaras de comercio.
Las entidades locales, por su parte, podrán contar con apoyo técnico en expedientes de calificación industrial, informes sectoriales u otras gestiones clave.
Proyectos estratégicos, gobernanza y fondo industrial
La normativa contempla la figura de los Proyectos Estratégicos de Navarra, iniciativas que por su especial relevancia tendrán un tratamiento preferente: tramitación exprés, prioridad administrativa, acceso a suelo industrial y ayudas específicas.
Se creará también una mesa del ecosistema industrial, órgano de gobernanza participativa con representación de la administración, empresas, clústeres, centros tecnológicos y agentes sociales. Esta mesa será clave para definir prioridades, coordinar políticas y evaluar el impacto de las medidas.
Además, se dotará un fondo industrial específico, con recursos públicos y privados, para financiar acciones en eficiencia energética, digitalización, innovación, internacionalización o mejora del suelo industrial.
Emprendimiento, innovación y formación
La ley refuerza el papel del emprendimiento como motor de renovación industrial. Se fomentarán los ‘sandbox’ regulatorios, espacios de prueba para tecnologías emergentes en condiciones reales, así como el acceso a financiación a través de fondos público-privados. Se prevé la creación de una comunidad inversora industrial que apoye el crecimiento de startups y proyectos tecnológicos.
La norma también prestará especial atención a la formación dual, la recualificación profesional y la incorporación de jóvenes, mujeres y personas emprendedoras del medio rural al sector industrial.
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