Por los pasillos del Hospital de Navarra camina un hombre cabizbajo, arrastra los pies y se desplaza con cuaderno de cuero en mano, cariacontecido, ceño fruncido, no se te ocurriría decirle nada, sabes que te va a responder con un improperio o alguna broma. Esto es lo que se ve a simple vista, sin conocer a la persona que habita tras el personaje que interpreta.

Tuve la suerte de compartir con él camino durante 1 mes, ya hace más de 15 años durante mi formación, la recuerdo como la mejor época, y después, durante 5 años, me lo cruzaba por los pasillos o en los seminarios, tomando notas en su cuaderno, con decenas de nombres y apellidos.

Como él recordaba, Nutrición y Dietética, su Servicio, era el de mayor mortalidad del Hospital puesto que allí se tratan pacientes oncológicos, quirúrgicos, o enfermos crónicos con problemas en su alimentación. Estaba a punto de jubilarse, pero la muerte, a quien tantas veces esquivó con un chascarrillo, un carraspeo, mirándola a la cara y sin cortapisas, ha terminado por venir a buscarle en una mañana de enero, fría y lluviosa.

Llevo ya unos años trabajando en Urgencias. Es complicado entablar una relación humana en unos pocos minutos, atiendes a personas con las que, seguramente, no vas a volver a encontrarte más. Procuras que el ambiente sea distendido, una broma, una anécdota de algún pueblo de Navarra, la huerta... Una costumbre que he ido tomando después de revisar los antecedentes de un paciente es preguntar por alguno de los médicos que le han ido atendiendo, por hablar de algo. Qué tal con la Doctora tal? Muy seria. Majo el Doctor cuál? Un poco callado, pero bien.

Algunos pacientes habían sido tratados por Eugenio. Qué tal con el Dr. Oria? Tenemos que pensar que se trata de un paciente crónico, grave, oncológico la mayoría de las veces. Qué tal con el Dr. Oria? En todos los casos aparece una sonrisa en la cara del paciente y su familiar. De repente la atmósfera de enfermedad y la relación médico-paciente se transforma. Muchas veces no saben qué decir, pero recibo el mensaje.

Ahora recuerdo su entrada en cada habitación. Qué dice el de Caparroso? Cómo están los de Lecumberri?

Espero que alguien tome tu relevo. Es cierto que tenías el carácter difícil, no te hablabas con más de la mitad del hospital por no querer callar a tiempo. Nunca callabas a tiempo. El sistema es un desastre, las jefaturas no quieren mejorarlo. Los políticos, los sindicatos, la sociedad, los jóvenes. Lo veías todo muy oscuro.

Para mí has sido un ejemplo. Has conseguido la excelsa tarea de hacer más llevadero el difícil camino de muchas personas durante su enfermedad.

Te recordaremos y también todos tus pacientes. Creo que es lo que muchos esperan al morir, y tú lo has conseguido.