En las últimas reuniones de la tertulia, que se celebra una vez al mes, Javier era el primero en abandonarla ya que obligaciones familiares le reclamaban. Por eso, en la del mes de marzo, la última a la que acudió, no nos sorprendió su salida antes de terminar. A las de abril y mayo no asistió.
Ya en marzo conocía su situación médica, pero como más tarde nos comentó: “fue una tertulia tan agradable, en la que aprendí tanto, que no os quise amargar con mis noticias”.
Así era Javier Erice, interesado por los temas más diversos y con ganas de aprender hasta sus 96 años, respetuoso con las opiniones de los demás y considerado con las personas como para no “estropear” una buena tertulia.
Javier ha disfrutado de una vida larga y llena de experiencias, aunque no conseguimos convencerle para que escribiera sus, seguro que interesantes, memorias. No quería recordar los malos momentos, que también los hubo, ni molestar a personas a las que, lógicamente, debía citar.
De haber escrito sus memorias, conoceríamos mejor sus andanzas mexicanas, periodo en el que unos barbudos cubanos le invitaron, como médico, a acompañarles a la sierra; su experiencia médica en Marruecos; su posterior labor sanitaria en Potasas, y de haber sido el pediatra de gran parte del babyboom pamplonés y, cómo no, su experiencia en el ayuntamiento. También descubriríamos su habilidad para encontrarse en situaciones complicadas como el encierro de los trabajadores en la mina de Potasas o, cuando atendiendo la invitación de su compañero de corporación Mariano Zufía, para asistir a los actos de Montejurra, el año de la fatídica matanza, le tocó actuar como médico.
Recordaremos los participantes en la tertulia Goazen la tristeza y la incomprensión que le producía recordar que su nombre era uno de los primeros en las listas que circulaban tras el 23-F. Y, por supuesto, ese final en el que ha conseguido irse sin molestar, sin ser una carga, con total lucidez hasta el último minuto de sus 96 años y pudiendo asistir a la entrega del Premio Francisco de Javier a la ONG Ayuda Contenedores. Premio del que se sentía orgulloso.
Es innegable que el mayor vacío lo van a sentir sus familiares directos: Romana, hijos y nietos. Pero en nuestra tertulia va a dejar un hueco imposible de llenar y no podremos olvidar sus jocosos comentarios, su fina ironía, su apuesta siempre a favor de las causas sociales y su capacidad para hacernos cambiar de tema en mitad de la tertulia.
Seguro que, antes de encontrarnos, como le gustaba decir, en el Valle de Josafat, tiene tiempo para contarnos aquella duda que le asaltaba cuando nos preguntaba si la resurrección se realizará con el cuerpo de los 30 años o con el de los 90 años.
Para terminar, los participantes de la tertulia Goazen queremos hacer una sugerencia al Ayuntamiento de Pamplona, que el primer alcalde democrático antes de la democracia tenga el reconocimiento de la ciudad y alguna calle se denomine Alcalde Erice, ese al que le cantaban: “Erice amigo, el pueblo está contigo”.