Fito Cabrales (Bilbao, 1966) no es sólo un músico que gusta y cae bien a todo el mundo, sino que deja titulares allá por dónde va. A raíz de la publicación de su nuevo disco junto a sus inseparables compañeros de los Fitipaldis,Cada vez cadáver’, el primer trabajo en siete años, la lista de frases memorables que atesora es incuestionable. “Reivindico mi papel de bufón porque entretengo, no soy un intelectual”, contaba hace unos días en una entrevista en Deia.

La sequía creativa -que no personal: vive feliz en su aventura paterna- se terminó cuando oyó las canciones de ‘Delantera mítica’ de Quique González, otro obrero del rock con el que le unen muchos lazos y se fue de gira a finales de 2008. La masa transversal que sigue a Cabrales le debe una al cantautor madrileño. Sin la música de Quique, siempre honesta, muy de verdad, no habría nacido un nuevo disco de Fito. “Hace mogollón de años estaba de bajón, pensando que nunca más haría una canción y si merecería la pena. Ocurre mucho, aunque algunos se lo callan. Yo quiero expresar cosas que sean yo. Y oí el disco de Quique, ‘Delantera mítica’, me disparó la cabeza y volví a pensar en que no había nada mejor que esto. Me revolvió con solo dos canciones y le escribí una carta. Ahí estaba parte de la letra de la canción titular y fue de lo primero que escribí de él. Le debo el disco a él”, reconoció abiertamente en Deia. Producido por Carlos Raya, en esta decena de temas incluye una versión de Jorge Drexler (’Transporte’) y, como no puede ser de otra manera con este animal de los escenarios, habrá una extensa gira por toda la península sin la sombra de las restricciones. Otro síntoma de que estamos entrando en la vieja normalidad: Fito vuelve a la carretera.

A sus 65 años, sigue en la brecha. Desde muy pequeño cultivó su afición por la música y el rock and roll en particular. Lo ha contado muchas veces: en su adolescencia trabajó de camarero en el burdel de su padre, La Palanca, ubicado en la calle de Las Cortes de Bilbao. Santo y seña del rock en castellano, ‘Platero y Tú’ arrasaron en los años 90 con unas influencias muy definidas (’AC/DC’, ‘The Rolling Stones’, ‘Leño’) salpimentadas de unas letras que hablaban sobre el (des)amor, las drogas y los bares.

Uno de sus grandes éxitos, ‘El roce de tu cuerpo’, es un buen ejemplo del universo lírico del grupo. “Te pilla la tarde en tu cuarto, otra vez / No suena el teléfono y tú sabes por qué / Cervezas vacías en tu habitación / El cenicero, lleno, humea en un rincón / Seguro que sola está ella, también / Tirada en la cama, sin saber qué hacer / No sé cómo comenzó la discusión / Ni a quién le toca, ahora, pedir perdón”.

desde ‘platero y tú’

‘Platero y Tú’ hicieron buenas migas con otros bastiones rockeros como ‘Rosendo’, ‘Evaristo’ (de ‘La Polla Records’) y ‘Extremoduro’. Los 90 también fueron de todos ellos, al menos en la parcela del rock callejero y deslenguado. La actividad de ‘Platero y Tú’ fue frenética. Vendieron discos como churros, algunos de ellos fueron Disco de Oro. Publicaron un total de ocho álbumes: ‘Burrock’n roll’ (1990), ‘Voy a acabar borracho’ (1991), ‘Muy deficiente’ (1992), ‘Vamos tirando’ (1993), ‘Hay poco rock & roll’ (1994), el directo ‘A pelo’, (1996), ‘7’ (1998) y ‘Correos’ (2000).

Se había fijado en otros sonidos (rhythm and blues, rockabilly, jazz) que se alejaban del concepto ortodoxo de música rock que practicaban Platero y Tú. A finales de los 90, fundó una banda paralela: Fito y los Fitipaldi. Lo que parecía una aventura pasajera para explorar nuevas sonoridades, terminó convirtiéndose en un auténtico fenómeno de masas. El tercer disco de estudio (’Lo más lejos a tu lado’, 2003), ya sin Platero, lo cambió todo. El pelotazo fue colosal y el pop-rock amable de ‘La casa por el tejado’ y ‘Soldadito marinero’ conquistaron la radiofórmula. El idilio comercial continuó con ‘Por la boca vive el pez’ (2006), donde tocó techo: despachó decenas de miles de copias y se embarcó en una gira con más de 100 conciertos, llenando pabellones y asentándose como una estrella humilde.

Últimamente, Fito Cabrales no encontraba su espacio. Hasta ahora. Su nuevo trabajo, ‘Cada vez cadáver’, es su regreso a la actividad musical. Dicho por el propio artista bilbaíno: “Es la forma de caer, es la forma de volver de los abismos, de escribir sin más razón, de decir por puro miedo a no saber decirlo, de apretar el corazón, de aflojar de la cabeza los tornillos”.