Esta es una cifra que ahora podría reducirse. Después de sus graves problemas con el famoso vestido de Marilyn en la gala de los Oscar, la estrella mediática parece estar dispuesta a quitarse sus emblemáticos rellenos.

Se estira y se encoge como la tripa de Jorge. Qué educativo resulta el cancionero para detallar en solo una frase la vida del culo de la mismísima Kim Kardashian en los últimos quince años. El pompis más fotografiado y aplaudido del mundo (con permiso del de Jennifer López, asegurado también en 27 millones de dólares) ha sufrido distintas transformaciones en virtud y capricho de su dueña. La socialité, modelo, empresaria y personaje estadounidense decidió agrandarlo a base de filtros, inyecciones, pero no hamburguesas... ¡Y así lo hizo! Sin pestañear, generando un revuelo mediático que ni la pasada cumbre de la OTAN. Pocas veces, de hecho, una parte del cuerpo humano ha superado en celebridad a la propia persona. Pero la más famosa de las Kardashian le dio vida propia. Meneo. Singularidad. Y convirtió a su culo en un producto propio dentro de sus múltiples negocios.

Tan rentable como su jugosa marca de cosméticos, KKW Beauty, la cual está valorada en más de mil millones de dólares. Pero claro, como a tantos y tantas famosas, el último retoque se le fue un poquito de las manos, y todo el mundo fue consciente de ello tras los problemas de la celebrity para enfundarse en la gala de los Premios de la Academia el vestido de Marilyn. Un tremending topic mundial que claramente le hizo reflexionar. ¡Y mucho!

Si el año pasado ya se dispararon los rumores de que había encogido el volumen de su pandero tras las vacaciones de verano, ahora las leyendas han pasado ya a hechos consumados. Pues en su posterior aparición, en la cena de corresponsales de prensa en Washington DC, Kim lució un elegante vestido ceñido y plateado. Una sofisticada prenda única que, según los entendidos, dejaba ver que su trasero ya estaba reducido casi a la mitad. Una opción, sin duda, estética y confortable.