Sentada en la terraza de su casa de Algorta disfruta de las vistas de La Galea y de la playa que tiene debajo, Arrigunaga. Para ella, subir a Euskadi es conectarse a un cargador de pilas tras un intenso curso laboral en El intermedio.

Personal

Edad: 38 años (6 de julio de 1984).

Lugar de nacimiento: Binaced (Huesca).

Familia: Está casada con el periodista vasco y presentador de Más vale tarde Iñaki López, y tienen un hijo, Roke.

Formación: Estudió Ciencias de la Información en Barcelona.

Trayectoria: Tras acabar la carrera, trabajó en prensa escrita y después pasó a La Sexta. Entre 2013 y 2019 fue copresentadora de La sexta noche. Abandonó el programa para incorporarse al equipo de Wyoming en El intermedio. Ha estado presente presente también en Aragón Televisión con Aragón es Ohio. En 2019 hizo un programa para ETB-2 titulado El sabor del crimen.

Un año movidito, el suyo.

Mucho, esta temporada ha sido intensa, muy intensa.

Usted, que buscaba tranquilidad en El intermedio, dejaba atrás su relación laboral con Iñaki López, no la personal, y se ha encontrado con...

Emociones fuertes. Es algo que va ligado a El intermedio. Sabía que me las iba a encontrar, porque es un programa que se presta a la intensidad. Muchas veces, cuando estás haciendo reportajes en la calle no sabes lo que te vas a encontrar. Es verdad que ha sido un año con muchos sobresaltos, pero es así como está la actualidad política. Y la actualidad social también está movida. Ha sido un año intenso y tenía muchas ganas de vacaciones.

Tercera temporada, la cuarta en septiembre, y está en un programa muy veterano.

El más veterano de la cadena. Lleva 16 años en antena y además hay que tener en cuenta la audiencia. Algo que me parece fundamental, a pesar del momento que estamos atravesando, es que me he dado cuenta de lo importante que es el humor, cómo nos sirven esas miradas con humor para intentar sacar adelante nuestras vidas.

¿Resulta fácil combinar la actualidad, tan voluble, cruel muchas veces, con el sentido del humor?

Es muy complicado, de ahí el gran valor del equipo de El intermedio, es el mejor equipo de guion que conozco ahora mismo en televisión. Son un conjunto de profesionales muy organizados, y algunos de ellos están en el programa desde el principio. Hacer humor con la actualidad es muy complicado. Hemos vivido la pandemia, la guerra de Ucrania con miles de muertos... temas muy complejos para nosotros. 

Y a pesar de todo, Wyoming siempre saca su chispa.

Hay veces que él dice: Yo no puedo hacer chistes de esto. Lo dice en directo, siempre con su ironía, pero sin poder poner humor en determinados temas. El arte de El intermedio está en que a pesar del asunto que tratemos, siempre se puede sacar un comentario que desengrase la intensidad, una chispa que pueda arrancarnos una sonrisa.

Sonreír a la actualidad es un ejercicio difícil.

Pues es fundamental reírse. La actualidad es dura a veces, pero no podemos negarnos una sonrisa. A veces hay que relativizar los temas, no podemos dejar que nos hundan; si no, esta vida sería terrible.

Se bregó en La sexta noche, un programa también intenso. Si pusiera los dos en una balanza...

Son programas muy distintos. En La sexta noche estuve casi siete años y tuvimos tiempos muy convulsos. Ese debate nació en tiempos de la crisis y la información te exigía mucho. Es cierto que era una emisión semanal, pero empezábamos a trabajar desde el martes o el miércoles, y súmale las seis horas en directo. El intermedio es otra cosa. Hago entrevistas mucho más sosegadas, tengo más tiempo para prepararlas y grabarlas, y por eso puede parecer más relajado.

¿Pero?

Hay jornadas muy duras. Estoy mucho en la calle. Una cosa es lo que ves en televisión, esos diez minutos de reportaje o la hora que dura el programa, pero detrás hay un intenso trabajo. Hay cien personas trabajando para que el resultado sea brillante. Solo consigues que brille todo si detrás hay mucho esfuerzo. El intermedio te exige mucho. Grabar en la calle es de las cosas más duras, pero gratificantes, que hay.

Miguel Ángel Rodríguez, el asesor de la presidenta madrileña, se puso en medio cuando usted le iba a hacer una pregunta a Ayuso y le empujó.

Cuando noté el empujón no sabía quién me lo estaba dando, no me había fijado en que era él. Eso lo puse en las redes. Y de repente vi a Miguel Ángel Rodríguez. Lo dije muy claro entonces: cualquier empujón, cualquier insulto, cualquier menosprecio a un periodista, es un ataque a todos los periodistas. Qué mal vamos si atacamos a la prensa y a la libertad de expresión. Algunos que se llenan tanto con la palabra libertad, lo que tienen que hacer es dejar trabajar en libertad a los periodistas.

¿Le pidió disculpas?

Perdón, nunca. No lo ha hecho.

Estamos en momentos complicados. ¿Nos merecemos esta clase política?

Estoy muy cerca de los políticos, trabajo con ellos todos los días, y nunca me ha gustado generalizar. Hay políticas y políticos que hacen muy bien su trabajo, que echan muchas horas y que tratan de hacer las cosas como se debe. Pienso que la política es un trabajo muy sacrificado y que hay gente en este universo que tiene una voluntad de servicio público. De verdad que lo creo.

No sé si la opinión pública estaría de acuerdo. Nadie duda que haya políticos que trabajan, pero lo que se ve no es desde luego esperanzador.

Es cierto que hay políticos y partidos, que bueno… A mí, siempre lo he dicho, me preocupa mucho la extrema derecha. Un partido que ataca los derechos fundamentales de las mujeres, los derechos de la comunidad LGTBI, que criminaliza a los emigrantes, todo esto es muy preocupante y tendríamos que hacer una reflexión al respecto.

Además la política es muy caníbal. Empezamos el año con otro presidente en el PP y ahora parece que el partido ha devorado a Pablo Casado.

Es cierto, parece que se lo ha tragado la tierra. En el último congreso del PP directamente le eliminaron. No aparecía en el vídeo donde sí aparecían otros presidentes del partido, pero de Casado ni rastro.

Pues qué triste, ¿no?

Así es la política, y la española es muy complicada y es muy difícil hacer previsiones. Ahí está el ejemplo de Pablo Casado. Quién iba a pensar hace unos meses que iba a tener este final. Es sorprendente que los mismos que le aplaudían en el Congreso de los Diputados, una semana después le abrían la puerta sin miramientos para que se fuera.

Dicen que hay amigos, enemigos y compañeros de partido. 

Tendríamos que preguntar a Casado y a otros tantos que han salido escaldados de la política, porque no solo ha ocurrido en el PP, aunque lo de Casado ha sido muy sorprendente, quizá porque es el último caso que conocemos.

Hace poco también tuvo sus más y sus menos con Esperanza Aguirre. 

Bueno, a Esperanza le encanta la televisión y ser protagonista. Ella siempre intenta atacar a La Sexta diciendo: La secta. Yo ya le dije: Secta de qué, si puedes decir lo que quieras. Además, recuerdo que la tuvimos varias veces invitada en La sexta noche y se expresó en todas las ocasiones como ella quiso.

¿Postureo?

No lo sé, pero de secta no tenemos nada. Otra cosa es que a ella no le guste nada la forma que tenemos de preguntar o de informar, y tampoco le gusta la manera de repreguntar, pero es nuestra labor. Cuando vas a entrevistar a Esperanza Aguirre es verdad que no sabes nunca por dónde va a salir.

Este año usted se ha convertido en la reina de los tuits. Los ha tenido a mansalva y muchos a su favor.

Yo las redes sociales suelo cogerlas con pinzas. Están muy polarizadas y hay mucha crispación. En Twitter opino lo justo, no me gustan las calificaciones gratuitas. A veces pones buenos días y te responden: Serán para ti, cabrona. Ese es el nivel que hay muchas veces y no es el peor. Yo suelo comentar los reportajes que vamos a emitir, solo faltaría que no tuviéramos esa libertad. Pero siempre existe el insulto gratuito, y amenazas, las he tenido.

Cambiamos a un tercio muy lúdico. Vida en Madrid durante el año y vacaciones cuando toca en Euskadi, en Algorta. No es mal plan.

No solo son vacaciones, son los fines de semana durante todo el año. Ahora mismo, estoy en la terraza viendo La Galea (Getxo). Tengo la playa ahí abajo. Más que vacaciones, te diré que vivimos entre Madrid y Bizkaia. Me siento muy feliz cuando llegamos aquí. Tengo mis rinconcitos, mis bares, mi playa (Arrigunaga)... Es mi forma de evadirme y de cargar pilas.

Una enamorada del Puerto Viejo de Algorta desde la primera vez que le llevó allí Iñaki (López).

Uno de los primeros lugares que pisé aquí fue este. Me pareció que tenía un gran encanto, con esas casas de pescadores tan bonitas. Solemos ir mucho por allí; hay bares increíbles donde nos tratan muy bien.