"Cuando algo roza el disparate, es que voy por buen camino"Cedida
Pasó su infancia en Loiola, donde estudió en el colegio de La Salle. Luego se mudó a Irun y más tarde regresó a Donostia, al barrio del Antiguo. Pero el auténtico periplo de Julen Jiménez Sarasqueta, que en agosto cumplirá 45 años, se inició cuando en 1999 se marchó a vivir a Barcelona y años más tarde cruzó el charco para establecerse en Buenos Aires. Allí trabaja en el mundo audiovisual como director y editor de series de televisión, realities y videoclips. También se dedica a la música pop. A través de su proyecto Sarasqueta, con el que acaba de lanzar un segundo álbum, Fotocopias de mi cara, confirma su estatus de ocurrente y entrañable artesano musical. Editado por Universal Argentina, el disco abreva de muchas tradiciones y por ahí hay rastros del icono del pop de la Movida Carlos Berlanga, del Donosti Sound de los 90, algunas pinceladas rock, electrónica sosegada y unas letras que dejan entrever un universo muy personal. Un trabajo que es muy buena compañía y que ha causado cierto impacto local gracias a su primer single, Robar, una canción que critica abiertamente la desbocada inflación argentina.
¿En este disco ha logrado condensar todo su universo musical? Es más variado y completo que su debut, como si ya no se conformase con firmar canciones que “sacan una sonrisa y te hacen mover el esqueleto”.
-Siempre que se pueda, ¡risas y bailoteo! Pero más aún, siempre estar consciente, presente y comprometido con lo que a uno le pasa y ve a su alrededor. La música es un vehículo precioso para comunicar sentimientos que de otra manera se hace complicado comunicar. Somos seres complejos. La vida es contradictoria y un poco malandrina y a mí no me gusta hacer cosas a medias. Así que, a veces toca reír y otras toca llorar, con un espectro infinito de emociones en la mitad a las que también hay que darles lugar.
En un momento del single Fotocopias de mi cara se produce una breve conversación entre usted y una mujer que no da crédito a que ese sea el título del álbum. Parece una elección un tanto absurda hasta que se repara en las letras: el disco habla mucho de usted y de su vida en Buenos Aires.
-La que habla en Fotocopias de mi cara es mi hija Isabella (que también hace los coros en todo el disco y es la voz principal en Videos de Gatitos y Puntos de vista) y ya es toda una mujer, ¡sí! Creo que cuando algo está en ese punto rozando el disparate, es que voy por el buen camino. Ese sitio en el que empiezas a estar un poco incómodo, pero desde el que se abren todas esas puertas que no sabías que existían antes de llegar allí. El disco habla de situaciones cotidianas pero desde ese lugar en el que el suelo empieza a desaparecer.
Jazmines 1 Cacas de perro 0
En las letras de Sarasqueta se habla de lo personal y de lo colectivo, del fastidio de madrugar tras una noche de insomnio, de amor o de nostalgia donostiarra. Su autor tampoco evade la complicada realidad sociopolítica de un país que parece estar siempre en el alambre. Pero tampoco se regodea de ello. Si hace ya 25 años Manu Chao decía en una entrevista que “el mundo está jodido, pero sin esperanza no hay nada”, Sarasqueta hace suyo el tango Cambalache de Julio de Sosa: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. / En el quinientos diez, y en el dos mil también”.
Al mal tiempo, frunce el ceño; pero también y, sobre todo, exprime cada segundo de esta vida. “Ante este panorama, elijo hundir la nariz en un ramo de jazmines antes que en la caca de perro que acabo de pisar. Si me topo con algo angustiante, me angustio, tampoco hay que ser negador. Pero tratando de aprender algo de ello. Y siempre reír, bailar y amar con intensidad”, afirma Julen Jiménez. Y en estos tiempos en los que los poderosos se jactan de sus motosierras, Julen nos recuerda el innegable poder de la música en nuestras vidas. “Citando a Fermín Muguruza: ‘Como ves, mi guitarra no dispara. / Pero sé a donde apunto, aunque no veas la bala”.
Robar es un grito desesperado por el coste disparatado de la vida que ahoga a las familias argentinas. Y ha conectado con mucha gente.
-Desesperado pero con ironía y humor. No quería que fuera una canción llorona y lastimera. Quería un sopapo, un sacudón. Una llamada a no quedarse de brazos cruzados.
La canción es la única en todo el disco que no lleva la letra incorporada en Spotify: ¿temía a la censura?
-Cuando filmé la escena del metro para el videoclip, ocurrió algo que me dejó claro que es una canción controversial. Ya había un rollo un poco raro porque la gente va al metro a tocar covers para que les den una moneda y ahí estaba yo con un chubasquero amarillo y unas bermudas de dinosaurio tocando una y otra vez un tema que habla de no poder pagar el gas. Entre miradas extrañas, entró al vagón un señor que mostró su entusiasmo al escuchar mi acento y sacó su billetera. Pero al escuchar “tendré que robar”, la guardó y me miró amargamente hasta que terminé. Ahí se acercó y me dijo: “No estoy para nada de acuerdo con eso que decís de robar”. “Pero, hombre, no es literal… no se lo tome tan a pecho”, le respondí. “Igual, es un mensaje muy negativo”, quiso sentenciar el hombre. A lo que yo retruqué con una sonrisa: “Tranquilo, yo lo único que quiero robar… es su corazón”. El hombre dijo varios improperios y se fue.
"La vida es contradictoria; a veces toca reír y otras llorar”
Hay varios guiños en el disco, entre ellos el archiconocido silbido de (Sittin’ On) The Dock of the Bay de Otis Redding. Dígame que se inspiró en la letra de la canción Ella (Tu piel morena) de Viceversa de los años 90 para escribir los versos de La Marca: “En la orilla salo tu agua. / Tu cuerpo en la arena se embadurna / de toda la espuma del mar”.
-La marca es un tema que habla del amor, erotismo, lascivia y ternura, que me genera Daniela, mi pareja. “Tu pelo suelto moldea el viento / cuando te miro me pongo contento” de Ella tiene cierto paralelismo con La próxima te va en la cara también (risas). Hay una mezcla de valentía e inconsciencia en bandas como Viceversa o Locomía. Para mí, son un ejemplo de integridad y coraje. Creo que hay que animarse a todo en esta vida y ser sinceros con nosotros mismos. Hacerlo sin miedo y no quedarse con nada por hacer o por decir. Siempre que no hiera intencionalmente a nadie. En cuanto a las citas musicales, me encanta hacerlo. Robar está lleno de hurtos, y Robar Sentimental está construida alrededor de un sample del Vals sentimental de Tchaikovsky, convertido en una especie de policial de cine negro. Una patrulla que viene a detener al autor del crimen.
En el tema Río/Bahía menciona a su Donostia natal y el sirimiri y sentencia: “Es que no soy de aquí ni soy de asha. / Será que soy yo mismo”. ¿Vivir en el limbo ha sido su gran oportunidad para empoderarse a través de su faceta artística?
-La banda Suárez tiene un disco precioso de versiones de Le Mans llamado 29:00:00. Y ahí vivo yo musicalmente… En un océano entre el Donosti Sound y el pop rioplatense. Río/Bahía es el ejemplo más claro.
El disco navega en diferentes aguas: pop intimista, riffs potentes, escarceos electrónicos… ¿Empastarlo todo y que la amalgama de estilos no sea un pastiche ha sido su mayor reto?
-Carlos Abriola, productor del disco, ha sido fundamental en eso. También toca batería y sintes. Además de encontrar un sonido impecable, potente y muy cohesionado entre canciones muy dispares, él ha sido increíblemente generoso conmigo. Me ha esperado, me ha dado espacio para equivocarme, buscar, escarbar, comprometerme con las canciones hasta la última fibra. Es implacable cuando algo no le parece adecuado y receptivo cuando le propongo las locuras más extravagantes. Varios temas quedaron fuera del disco, por más que nos gustaran, porque nos pareció que no pertenecían a esta familia disfuncional de canciones. Así llegamos a hacer un relato, un cuentito que te lleva por diferentes paisajes desde Los nervios del estreno a Puntos de vista.
¿Cuáles son sus héroes musicales?
-Poch, David Bowie, Mike Patton, Nina Simone, Serge Gainsbourg, Kim Gordon, Mikel Laboa y ... La Bruja Avería.