“Las mujeres buscan cada más respuestas, cuestionan normas o simplemente desean abrazar una sexualidad más consciente y plena”, opina la terapeuta feminista Pitu Aparicio, que en su primer libro, Autocoñocimiento, invita a las mujeres a reconectar con su cuerpo, sus deseos y su autenticidad. Desde una mirada feminista y liberadora, explora los mitos, tabúes y realidades que rodean la sexualidad femenina, desmontando ideas preconcebidas y celebrando el placer como un derecho. Cree que puede servir como una herramienta educativa y manifiesto de amor propio y sororidad, donde explorar el cuerpo, el deseo, el consentimiento y la diversidad sexual.
Por su juego lexical provocativo el título saca una sonrisa inmediata, ¿cree que también incitará al conocimiento desde ellos y autoconocimiento desde ellas?
Sí. La idea es precisamente buscar la sonrisa para que después genere pensamiento crítico. Sobre todo, para que haga plantearse cuál es el motivo por el que hasta este momento de la vida nunca habías pensado que la palabra autocoñocimiento podía tener una connotación que hablara del desarrollo de tu cuerpo, de tu placer y de tu sexualidad.
La anatomía y la fisiología del aparato sexual ocupan un bloque importante, pero ¿qué busca más, un repaso de medicina o una visión higienista y saludable del sexo?
No es un repaso de medicina. Busca ese pensamiento crítico más basado en lo educativo y lo pedagógico. Últimamente me dedico a dar talleres de sexualidad cuyo objetivo es que desde los 15 años a los 95 años tengamos una guía en la que ir a preguntar, donde poder refugiarnos y donde encontrar respuestas que nunca nos contaron.
¿Nos tomamos suficientemente en serio (en concreto las mujeres) nuestra salud sexual?
En absoluto. Creo que ningún género se toma a día de hoy el autocuidado como parte primordial de su vida en cuanto a higiene, cuidado y espacio personal, ni mucho menos con respecto a la sexualidad, al deseo y al placer. Por eso, la idea esencial del libro es reconectar con el propio cuerpo.
Nos suelen intentar mezclar y confundir lo que es sexo y género. ¿A quién/quiénes les interesa tanto que se confundan ambos?
Creo que desde pequeños nos hubiera gustado saber la diferencia que hay, porque en los talleres me suelo encontrar que la gente no sabe ni distinguir la vulva de la vagina. Seguimos exactamente igual que hace 50 o 70 años, perpetrando un tabú sobre la búsqueda de nuestros cuerpos ya no solo en placer y en deseo, sino literalmente a la hora de nombrarlo. ¿A alguien le interesa? No lo sé, pero seguimos sin avanzar.
Para definir sexualidad femenina podemos acudir al diccionario o a la OMS. Pero usted habla de sexualidad feminista, ¿cuál es la diferencia clave?
Abarca otras disidencias y otros cuerpos diversos que no entran dentro de lo normativo y lo establecido en el sistema patriarcal blanco, absolutamente capacitista y que entren otras miradas antirracistas que puedan ser transfeministas y que tengan un enfoque más accesible y más honesto sin seguir la senda de las ideas preconcebidas de siempre.
Deseo, placer, hormonas, erotismo… ¿la sexualidad en humanos es sólo un conjunto de placenteros actos físicos o debiéramos explorar una relación holística más allá de lo meramente genital?
Exacto, la idea que busco con Autocoñocimiento es salir de lo que entendemos ¡qué gracioso el título! para poder abarcar todo lo que tiene que ver con el desarrollo emocional, con las identidades, con el placer y el deseo mucho más allá de la genitalidad y del cuerpo; que podamos hablar de reflexiones profundas, donde entre el consentimiento, la diversidad sexual y el encontrar respuestas a las preguntas de las que nunca nos hablaron.
En la sexualidad que usted propone, ¿qué nos lleva más lejos en la satisfacción, la autosexualidad o la sexualidad compartida?
Para mí, la autosexualidad, como poder elegir sobre mi cuerpo tanto en el médico como en la ginecóloga como el dentista. Si no tenemos conocimiento de partes de nuestro cuerpo cómo vamos a saber elegir cuando nos digan tu regla duele y te tienes que aguantar. Pues no. Si me hubieran dicho que mi regla no tenía que tener un dolor incapacitante yo hubiera podido defenderme.
La imaginación es al sexo lo que el aire al saxo. ¿Cree que nos falta explorar esta parte de la imaginación sexual para gozar más a fondo en nuestras relaciones?
Creo que con frecuencia nos falta creatividad y sobre todo legitimidad propia a la hora de defender nuestro placer. Nos hace falta explorar esa parte a elegir de nuestro cuerpo, de conocernos y de darnos nuestro deseo sin culpa, algo que a nosotras se nos ha vetado de siempre.
Contra esa imaginación las redes están inundadas con porno explícito. ¿Contra el porno es más eficaz restringir/prohibir o informar/formar, especialmente a jóvenes y adolescentes?
Creo que tenemos un problema muy grande con el porno, un acceso muy temprano y una nula educación sexual, que sigue siendo deficiente, generando culpa y mucha vergüenza; y dentro del sistema patriarcal nuestras criaturas acceden al porno y reproducen patrones violentos porque nadie les ha dicho que el sexo no es eso.
¿Deja la pornografía algún resquicio a la imaginación, a la propia exploración y al disfrute sexual de verdad?
El porno lo único que hace es limitar más que ampliar.
¿Cree usted que un libro como este puede ser compartido en familia, para aprender y formar sobre sexualidad?
Absolutamente sí. La mirada interseccional e intergeneracional es para que se lo puedas regalar a tu abuela y para que hablemos de cómo nos enseñaron a lavarnos la vulva, que podamos hablar con nuestras amigas de anticonceptivos hormonales e incluso en familia hablar de la depilación y cómo nos ha sido impuesta.
A todas y todos nos conviene aprender sobre la sexualidad/la propia y la compartida; pero ¿a quién firmaría su libro con especial dedicación para que viajara hacia una plena sexualidad?
Me encantaría regalárselo a Marian Rojas Estapé, a Santiago Abascal, a Ana Rosa Quintana y a todas aquellas personas que deseen elegir libremente sobre su cuerpo. Además, me gustaría apuntar que prohibir es despertar el deseo y que precisamente por toda la escasez sexual que padecido hemos ido a buscarlo a cualquier lugar, a cualquier rincón y ahí es donde precisamente ha entrado el porno que se ha convertido en el gran profesor sexual más que las propias educadoras sociales, a las que no se les permite entrar a las aulas como profesoras. Ojalá “Autocoñocimiento regale tanto el placer como el autoerotismo y la elección libre sobre nuestro cuerpo.