A ti, contribuyente, muchas gracias
EL pasado 21 de octubre, mi madre de 90 años enfermó gravemente. Por primera vez tuve que llamar al 112. Al momento me atendió la telefonista y enseguida me derivó a la persona adecuada. Una breve explicación de la situación y a los 15 minutos el médico estaba en casa. Éste, al momento se percató de la gravedad del caso y llamó a una ambulancia. Ambulancia en casa en 16 minutos. El chófer y su ayudante hicieron su trabajo y mi madre al poco tiempo se encontraba en urgencias en manos de un médico y dos enfermeras. Los trabajadores hicieron bien su trabajo. Pero a los que quiero agradecer muy encarecidamente es a todos los navarros que honestamente año tras año pagan los impuestos y que con ello hacen posible estos servicios sociales.
En estos días estamos abrumados porque nos dicen que las arcas forales ya no dan para tanto. Pero al mismo tiempo a través de la prensa nos enteramos de que a estas arcas les han hecho cuatro agujeros:
1- El agujero de los que defraudan a Hacienda. Tanta culpa tienen éstos como los que permiten que así sea.
2- El agujero de los grandes ejecutivos bancarios, que gracias a una legislación y normas específicas para ellos, sin ningún pudor, se están llevando los euros a millones.
3- El agujero de los malos políticos, que, igualmente aprovechando una legislación a su medida, nos enteramos ahora de que se han estado llevando millones de euros en sobresueldos y dietas bochornosas.
4- El cuarto agujero es el más importante y el que si se lograra tapar, arreglaría los tres anteriores. Ese agujero se llama voto cautivo.
¿Por qué tantos navarros votan siempre lo mismo independientemente de la buena o mala gestión política? Si a un mal político no se le premia en las urnas, éste se sentirá legitimado a seguir haciendo de las suyas. Por escándalos parecidos a los que ya sabemos, en otros países ruedan cabezas. Ahí tenemos casos recientes: Anthony Weiner, Horst Köhler, Margot Kaessmann, David Laws, Yukio Hatoyama, Strauss-Kahn... todos cabizbajos y con el desprecio social se han tenido que ir a sus casas.
En nuestra comunidad, algunos han tirado la toalla y dicen que tenemos lo que nos merecemos. Yo creo que la paciencia de los navarros está a punto de acabarse. Mi madre ha fallecido en la UCI de la Virgen del Camino rodeada de sus hijos. Un lugar bien dotado y mejor atendido. Un lugar digno para despedirse de este mundo. No me gustaría estar en la piel de una persona que en sus últimos días de su vida lleve sobre su conciencia el peso de haberse apropiado indebidamente de importantes recursos sociales. Porque eso se habrá traducido en menos médicos, enfermeras, auxiliares, profesores, conserjes, administrativos, becarios? y como consecuencia habrá originado mucho dolor, mucha frustración, mucho desasosiego y sobre todo mucha indignación. A todos los navarros que contribuyen al bienestar social mi más sentido agradecimiento.
Ramón Elizalde