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Carta de un navarro aquitano

COMO pamplonés residente en Aquitania, me reuní no hace muchos días con otros amigos franceses de la parte navarra, en un restaurante de Saint Palais, Baja Navarra, en un comedor presidido por un enorme escudo de Navarra tallado en madera de haya.

Después de los primeros revueltos de hongos de la temporada, acompañados de un buen tinto de las riberas del Garona, comenzó el repaso habitual, y el cambio de impresiones sobre la actualidad política del otro lado del Pirineo.

Lógicamente, la noticia del desprecio de Navarra a la euroregión atlántica, junto a la CAV y Aquitania, no acababa de ser entendida por mis interlocutores, e intentaban encontrar un razonamiento lógico frente a esta incomprensible decisión.

Continuamos con el tinto, esta vez de Iruleguy (antiguos viñedos de los monjes de Roncesvalles), y comenzamos a degustar unas suculentas palomas, que gustan de cruzar el Pirineo, compartiendo cielo aquitano-navarro. Recordé a mis compañeros de mesa, las virtudes de los actuales dirigentes navarros, y surgieron expresiones como dietas opacas, reparto de poltronas, mediocridad profesional, nula visión europea o deficiente gestión económica. Desgraciadamente, no resulta difícil transmitir la realidad y el nivel político de Navarra con este ejemplo de sinrazón y estupidez humana. En mi opinión, hace tiempo que las decisiones importantes para Navarra no se basan en criterios racionales, degradando continuamente el bienestar general de los navarros, y lo que es peor en este caso, hipotecando el futuro de las próximas generaciones.

Llegaron el queso y la mermelada de cerezas negras de Itxasu, y varios de los asistentes, con amplia experiencia en cargos directivos de responsabilidad, comentaban la importancia vital del eje atlántico, que debería ser el espejo de desarrollo de muchos sectores de Navarra, con industrias con sinergias incuestionables (transporte, turismo, agroalimentación, ganadería, papel...) y otros sectores muy poco desarrollados en Navarra pero de gran futuro estratégico como el sector aeronáutico, tan importante en Aquitania. Dándoles la razón, comparamos la escasez de navarros-españoles que se pueden encontrar el aeropuerto de Biarritz o Burdeos, frente a la multitud de guipuzcoanos y vizcaínos que vuelan hacia el Norte, desde los mismos aeropuertos. Es al norte de los Pirineos, donde se encuentran las euroregiones más prosperas de Europa, y donde actualmente se está tejiendo el futuro industrial de muchas empresas de la CAV. Un comensal comentó el error estratégico que suponía para Navarra mirar hacia el Sur, y despreciar por razones políticas o por ignorancia supina, el desarrollo un eje económico común con la CAV y Aquitania en Europa. Nuestros hijos, a medio plazo, mirarán a regiones económicamente inferiores, y con un futuro industrial en declive. ¿Quieren que Navarra se desarrolle de la misma manera?

Aparecieron los licores, pacharán navarro por cierto, y los cafés, y nos dispusimos a disfrutar la final del Cuatro y Medio, con señal digital, ya que en esa parte navarro-aquitana, está regulada la emisión de la ETB.

Si los reyes navarros enterrados en Aquitania levantaran la cabeza?

Un abrazo desde Aquitania.

Pello Pérez