Es famosa por muchas cosas, algunas desgraciadas, como su hijo del alma, periodista muerto, matado, como reportero de guerra; y muchas cosas más. Ya tenía ganas de escribir de Artajona, no sabía de qué, pero tenía ganas, porque desde crío, mis buen amigos eran de de ese pueblo. Hasta el nombre es guapo. La chispa me la ha encendido el periódico con la noticia de que National Geografic se ha fijado en él. Tarde, llegan tarde. Visitarlo y comprobaréis que lo que digo es cierto. Su historia, las layas, sus cuestas, su chorizo picante y sobre todo el aire de la gente, que no hace más que al aire que corre por todas partes y por la sangre de su gente, Artajona es una huerta de pueblo.