La industria farmacéutica invierte el dinero destinado a investigación en la búsqueda de píldoras químicas: pastillas significan dinero. Si la energía sanadora pudiera venderse en forma de pastillas, los fabricantes farmacéuticos se mostrarían interesados de inmediato. En lugar de eso, identifican, como alteraciones o enfermedades en sí mismas, divergencias fisiológicas o de comportamientos que se apartan de alguna norma hipotética. Y luego se encargan de informar al público general de los peligros de esas amenazadoras enfermedades. Está claro que la sintomatología simplificada que se utiliza al definir los trastornos corrientes en los anuncios publicitarios de las compañías farmacéuticas consigue convencer a los espectadores de que sufren esa enfermedad en particular. ¿Estás preocupado? La preocupación es un síntoma primario de una enfermedad conocida como trastorno de ansiedad. Deja de preocuparte. Dile a tu médico que quieres Adictol, el nuevo fármaco de moda.

Entretanto, los medios de comunicación evitan el tema de las muertes causadas por los medicamentos y dirigen nuestra atención hacia las drogas ilegales. Nos advierten que utilizar drogas para escapar de los problemas de la vida no es una buena forma de resolverlos. Qué curioso, yo iba a decir exactamente lo mismo para expresar mi preocupación por el abuso de drogas legales. ¿Son peligrosas? Pregúntaselo a la gente que murió el año pasado. ¿Utilizar las drogas recetadas para acallar los síntomas corporales nos permite desentendernos de cualquier relación que pudiéramos tener con el desencadenamiento de dichos síntomas? ¿Acaso el uso de medicamentos nos proporciona un medio para deshacernos de la responsabilidad?