No creo que haya nadie en Pamplona que no haya reconocido la labor social de este centro fundado por el Ayuntamiento allá por el año 1706 y que hasta hace no muchos años, además de ancianos recogía niños, a los que daba también formación escolar o incluso un oficio. Hoy en día este establecimiento ya no tiene la definición ni el planteamiento económico de hospicio u orfanato de aquellos años y en la actualidad pretende ser una moderna residencia para personas de la tercera edad, dotada de buenas y completas instalaciones, que se define a sí misma como de titularidad privada, asistida por profesionales (ya quedan muy pocas monjas Hijas de la Caridad a medida que se van jubilando), y que ofrece sus servicios a 388 residentes válidos por sí mismos y 188 asistidos que pagan por su alojamiento mensual desde alrededor de 1.000 euros los primeros hasta los 1.880 según su grado de dependencia, y que aunque inexplicablemente las haya más caras, no está nada mal pagado. La misericordia es una actitud bondadosa y cristiana de compasión hacia otros, generalmente de los más afortunados a los más necesitados, con el propósito de imitar a Dios con la secreta intención de recibir también, el que la practica, su misericordia divina. Aunque no debe confundirse con la lástima, no está lejos de ese sentimiento que nos acerca a las miserias ajenas para ejercer la caridad, otra típica virtud inspirada por la fe. Palabros todos estos de fuerte presión católica y más del gusto de una sociedad rancia y obsoleta que nos gustaría haber dejado atrás. Y lo dijo precisamente un obispo: " Donde hay caridad, no puede haber justicia".
Por eso entiendo que a unas personas mayores que abonan suficiente dinero por su estancia y que aunque necesiten en su momento ayuda, apoyo o afecto, que también son buenos conceptos aunque no estén en el ranking rimbombante de las virtudes de la Iglesia, no debe resultarles agradable residir en un lugar que se llama de misericordia, nombre que con toda probabilidad no se ajuste para nada a su realidad personal de trabajadores de toda una vida que pagan por los servicios que reciben.