Curioso (e injusto) trato a Osasuna
Pese a que Osasuna se encuentra ya inmerso en otras lides, me gustaría volver a todo lo acaecido estos últimos días en una suerte de balance personal, desde el punto de vista de una socia del club, aficionada y periodista (en esencia).
En primer lugar, deseo constatar una serie de curiosidades que se produjeron con motivo del Osasuna-Real Madrid del 31 de marzo. Es curioso que los Ultra Sur acudieran a Pamplona con las entradas ya adquiridas, cuando el protocolo habitual implica la escolta policial hasta las taquillas para la retirada de las localidades. Es curioso, asimismo, que dichas entradas, en manos de los radicales, pertenecieran a las enviadas por Osasuna al Real Madrid. En cuanto al desarrollo del encuentro, me parece cuando menos curioso que el "impecable" Muñiz, en palabras de ciertos medios madrileños (y madridistas) no recogiera en su impecable acta el cambio de Raoul por Leka (si el gol de Nino lo hubiese materializado el 9 de Osasuna, ¿Muñiz habría considerado algún tipo de alineación ilegal? Quién sabe). La expulsión de Mendilibar por levantar los brazos no me parece curiosa, sino escandalosa (en palabras de Santi Cañizares, quien a veces parece ser el único en poner cordura en los platós futboleros, "todo el mundo piensa que Mendi está mal expulsado"), y más escandalosa aún la sanción, y el argumento de que la prueba videográfica presentada por Osasuna no muestra pruebas en favor del técnico, porque carece de sonido (la impecable acta del impecable Muñiz no habla nada de palabras, sino de protestar levantando los brazos). Curiosamente, el propio Mourinho o Guardiola (no hay más que recordar la actitud del blaugrana y sus muchachos tras el gol anulado este mismo año en el Sadar; levantar los brazos fue lo menos ostentoso de su actuación, y los medios de ámbito nacional lo presentaron como una gracieta) protestan airadamente el 80% de las decisiones arbitrales contra sus respectivos equipos, realizando una presión extra sobre los colegiados que parece vetada a clubes como Osasuna (probablemente, otros como Sporting, Racing o Granada sufran el mismo trato discriminatorio). Tantas curiosidades o casualidades arbitrales (solo recordar la mano de Perotti y el gol legal anulado en Granada con los que comenzamos la campaña) dan pie a pensar, más, en causalidades.
Otra curiosidad la encuentro en el apoyo incondicional de la grada, aplaudiendo sin parar y de paso ignorando al rival (quizá sea lo que hay que hacer siempre, porque lo demás les da alas y razones) durante los últimos 20 minutos, cuando la remontada era impensable e imposible. Y lo califico de curiosidad porque no es habitual que "las mejores aficiones del mundo" traten así a sus jugadores cuando sufren una implacable derrota (la bolsada de Mestalla la misma jornada, pese a ir terceros en la tabla y empatar con el quinto, es buen ejemplo). También me parece curioso que esto no se reflejara en los medios nacionales, y sí el injustificable incidente de las banderas, protagonizado por cinco energúmenos que se enfundan la camiseta de Osasuna igual que se enfundarían la de defensores de los derechos de los trabajadores en la huelga general para romper los cristales de los comercios, por poner un ejemplo; esto es, personajes que aprovechan cualquier evento multitudinario para sentirse importantes con acciones rastreras. Sin embargo, el hecho, deleznable, se magnifica y se manipula por parte de los medios, manchando a todos los que somos Osasuna (una cadena de televisión subtitulaba "algo molesta a la afición de Osasuna", implicando con ese sustantivo colectivo a los 18.000 presentes, e incluso a los que no estaban allí; y no se trata de una simple cuestión terminológica, porque las palabras son las herramientas y las armas de los periodistas). Y si la afición de Osasuna es la que se abalanza contra los aficionados rivales para arrebatarles una bandera, la del Atlético será la que asesinó a Aitor Zabaleta y la del Real Madrid la que intentó abrir la cabeza con una piedra a una aficionada de Osasuna tras la final de la Copa del Rey contra el Betis. Así que las generalizaciones sobran, y además implican consecuencias.
Y dicho esto, solo me queda felicitar a Osasuna (club, por cierto, en el que madrileños y madridistas han convivido y conviven, como técnicos y jugadores, sin manifestar ninguna queja del trato recibido) por su excelente campaña (pese a algunas abultadas derrotas), por su saber hacer y estar pese a las dificultades. Nosotros sí somos rojillos. ¡Aúpa Osasuna!
Begoña Aos Llorens
Socia de Osasuna nº 3.037