lA ofensiva del Gobierno del PP contra los pilares del Estado de bienestar se cobra una nueva pieza -con la nocturnidad, alevosía y extranjerismo habituales en la política comunicativa de Rajoy-, con la inclusión del repago por los medicamentos de la sanidad pública y el recorte de la cartera de prestaciones sanitarias. Dos medidas discriminatorias y regresivas que afectan directamente a la calidad de vida y que vuelven a cargar los costes de la crisis en las rentas de trabajo y las clases medias y en los sectores menos favorecidos de la sociedad. En lo que se refiere al repago de los medicamentos, el Gobierno incumple dos de sus promesas políticas recientes. Por un lado, impulsa una nueva bajada indirecta del poder adquisitivo de las pensiones que añadir al reciente aumento del IRPF. Y en esa línea supone también otra subida de impuestos encubierta para las rentas de trabajo, pymes y clases medias, ya que el aumento de hasta un 20% del coste actual de los medicamentos afecta únicamente a aquellos contribuyentes que cumplen con sus obligaciones fiscales, para nada a quienes defraudan u ocultan buena parte de sus ingresos en sicav y otras vías de evitar la solidaridad fiscal. Si de verdad fuera necesario aumentar los ingresos para mantener un sistema público sanitario universal y gratuito, la vía democrática es la de un modelo fiscal progresivo y redistributivo. Y por otro, hace sólo un mes Rajoy afirmaba que no era partidario del copago sanitario -una idea que se apresuró a repetir Barcina y que también parece que intentará rectificar ahora en Navarra-, un compromiso que como otros queda en agua de borrajas. Sin olvidar que este nuevo retroceso en el modelo sanitario público afecta, al igual que en los recortes en educación, al empleo y a la capacidad de autogobierno de Navarra y, sobre todo, a la calidad y nivel de prestaciones con la excusa de acabar con el turismo sanitario. En Navarra hay razones éticas, políticas, sociales, laborales y forales para rechazar el medicamentazo y la involución del sistema sanitario público. Si Navarra asume sumisamente las propuestas, es evidente que una vez más los ciudadanos y ciudadanas navarras se verán perjudicados injustamente tras años de esfuerzo para organizar Osasunbidea con efectividad y calidad. Porque la sanidad pública de Navarra ha sido un ámbito generador de riqueza en los últimos 20 años mediante la inversión, la investigación o la creación de nichos de empleo.