¿Accidente evitable?

Sucedió el pasado 1 de julio. Salía de trabajar y volvía a casa, en bicicleta, en bici de carretera, y recalco esto último porque es de especial importancia para lo que voy contar a continuación. Pues bien, como iba diciendo, volvía a mi casa por el carril bici que discurre entre Artica y la Chantrea paralelo a la ronda norte. Todo iba bien cuando, al llegar a la altura del cruce de la calle Ansoáin, el carril por donde circulaba se transforma en un puente hecho de piso de madera colocado de forma longitudinal (a lo largo), y con tan mala fortuna, que la fina rueda de mi bicicleta se quedó encajada entre ellos con la consiguiente caída, y con tan mala suerte que el resultado es de rotura de tibia nada más y nada menos. Y suerte que no tuve nada más, ya que el trompazo fue de aúpa.

Mientras yacía tumbado en el suelo, no tardó en acercarse un biker -denominación de un ciclista de bici de montaña- que pasó por allí, porque ellos sí pueden, y preguntarme si necesitaba que llamase al 112. También pasó un vecino de la zona que paseaba a su can, me acuerdo de que me dijo: "No hace mucho otro chico se partió la cara en el mismo sitio".

Dada la aparatosidad de la caída tuve que ser trasladado en ambulancia al hospital y yeso, muletas, baja laboral, sin Sanfermines, el calor, el resto se lo pueden imaginar. Lo gracioso de la historia es que había una señal, la cual no vi -no porque fuera rápido, sino porque no te esperas una señal que advierte al ciclista de carretera (rueda fina ¿recuerdan?)- que hay que pasar el puente bajado, como si de un paso de cebra se tratara.

Y yo me pregunto: ¿Dónde se ha visto un carril bici en el que tengas que bajarte de tu bicicleta para cruzar un puente que no implica peligrosidad alguna? Seguro que muchos de ustedes han pasado por allí, ya sea paseando a pie, corriendo, e incluso en bicicleta. Si no es así, les invito a que lo hagan. Eso sí, mucho cuidado si van con hijos pequeños en bicicleta, pues la anchura de sus ruedas podrían padecer lo relatado.