sOY vecino de la pamplonesa calle Errotazar y el pasado 9 de junio sufrí de primera mano las desgraciadas inundaciones que asolaron nuestro barrio. Perdí el coche y durante muchos días no pude acceder al garaje, pero esas desdichas materiales pasaron a un segundo plano si tenemos en cuenta que a punto estuvo mi esposa de perder la vida al quedarse atrapada en el ascensor mientras el agua entraba en su interior.

Han tenido que pasar muchos días para ir borrando poco a poco los trágicos momentos que vivimos, pero sigo manteniendo intactas mis muestras de gratitud a los tres intrépidos vecinos que cargados de valor consiguieron rescatar a mi mujer.

En aquellos días de peritos, seguros, compra de nuevo coche... me informaron de que se había publicado en el Boletín Oficial de Navarra una orden foral a través de la cual los municipios afectados iban a solidarizarse con los afectados en forma de exenciones tributarias, algo que obviamente acogí con agrado.

Con el BON en mano me dirigí a las oficinas municipales situadas en la calle Mercado 7 con el fin de que me informaran de la tramitación que debía realizar para acogerme a las ayudas anteriormente mencionadas. Allí, en dichas oficinas, nadie sabía de lo que hablaba. A ninguno de los trabajadores que atienden a los ciudadanos en las citadas oficinas les habían notificado asunto alguno acerca de la orden foral que regulaba las ayudas y que yo portaba en mi mano, para ser más exactos la 198/2013, orden foral que a su vez fue posteriormente modificada con la Foral 249/2013.

En vistas de que ningún trabajador municipal resolvía mi duda y me daba respuesta alguna, me personé en la Oficina de Atención al Ciudadano situada en el Palacio del Condestable (calle Mayor, 2). Allí, tampoco nadie sabía de lo que hablaba, pero la persona que me atendió, teléfono en mano, consultó a varias personas, una de las cuales, que algo había oído hablar de aquel asunto, recomendó que hiciera la petición y la presentara en registro, asunto que procedí a realizar seguidamente.

De todo aquello han pasado cinco meses y efectivamente estaba en lo cierto: existía la orden foral que los trabajadores municipales desconocían y de hecho ya se han concedido las ayudas anunciadas.

Acabo de recibir la notificación sellada a fecha 14 de noviembre a través de la cual el departamento de Tributos Periódicos del Área de Servicios Generales del Ayuntamiento de Pamplona me notifica que han resuelto favorablemente las ayudas solicitadas y que por lo tanto voy a cobrar una ayuda, tal y como había prometido la Administración pública a través de las órdenes forales anteriormente comentadas y que los trabajadores municipales desconocían.

La ayuda se va a aplicar en el segundo de los fraccionamientos del pago de la contribución urbana, de tal manera que en vez de pagar 101,43 euros, que es lo que me corresponde abonar, voy a tener que pagar 97,54 euros... Sí, han leído bien, no hace falta que lo vuelvan a leer... la ayuda municipal anunciada es de 3,89 euros, o lo que es lo mismo, una bolsa de pipas para cada una de mis hijas.

¡Qué vergüenza! ¡Qué imagen municipal! Pagar 3,89 euros es reírse del ciudadano o hacer el ridículo. Ha costado más la notificación, el sobre y los gastos administrativos que la cuantía que voy a recibir. 3,89 euros... Espero que ningún representante municipal salga a la palestra presumiendo de su generosidad y de su solidaridad con el ciudadano, porque, señores, para 3,89 euros es mejor permanecer calladito.

Iñaki Goldáraz Valencia