la decisión del Gobierno de Navarra dirigido por UPN de invertir en 2005 dinero público en la compra de acciones de Iberdrola en la Bolsa fue una operación especulativa y política -por petición de Aznar a Sanz para apuntalar a Sánchez Galán tras la llegada del PSOE a Moncloa en 2004-, que con el paso del tiempo, y la negativa de los siguientes gobiernos a atender la demanda de la mayoría del Parlamento de Navarra de vender esas participaciones, se ha revelado ruinosa para las arcas públicas de Navarra ahora que se ha visto obligado a vender un parte de esas acciones, entre el 20 y 30%, para hacer frente a las obligaciones de la deuda. En 2005, el Gobierno de UPN optó por jugar 175 millones de euros a la ruleta de los vaivenes de la especulación financiera con dinero de todos los contribuyentes navarros. Según los datos ofrecidos por el propio Ejecutivo foral, de esos 175 millones, 55 millones procedían de los ingresos que obtuvo por la polémica venta de la eólica EHN a Acciona, y el resto, 120 millones, obtenidos por un préstamo de Caja Navarra. A ello, hay que sumar que ese préstamo de Can se completó con la asunción por parte del Gobierno foral de un seguro de 98 millones de euros como garantía de pago, una cantidad que suponía más del 50% del conjunto de la operación. Una decisión que cuestionó la Cámara de Comptos, sin que se le hiciera una vez más caso alguno. No hubo una explicación mínima entonces a la sociedad navarra, y sigue sin haberla. UPN nunca ha aclarado las razones de una operación que el paso del tiempo ha evidenciado como otra chapuza despilfarradora de millones de euros de dinero público. Tampoco lo han hecho los políticos que impusieron la decisión y desarrollaron la operación, Sanz, Iribarren o Aracama, algunos de ellos recolocados a través de las famosas puertas giratorias en las empresas que se beneficiaron con sus decisiones. Pero tampoco hoy se asumen responsabilidades.Sin olvidar, al margen del debate político y ético que plantea el uso de los recursos públicos de todos los ciudadanos y ciudadanas de Navarra para jugar en el ámbito de la especulación financiera, que ese dinero ha permanecido todos estos años inmovilizado en la economía especulativa, lo que ha impedido su uso en prioridades presupuestarias productivas, más ahora que las consecuencias de la crisis, la limitación de la capacidad de endeudamiento y la caída de la recaudación fiscal están afectando a la calidad de servicios públicos básicos como salud, educación o atención social.
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