Olor de Quintiliano y otras falsas citas
La revista Príncipe de Viana en su nº 258 me publicó un artículo, “Falsas citas sobre la historia de Navarra”, que analizaba algunas de uso habitual en nuestro debate histórico-político. Aunque expresaba mi deseo de no condenar a nadie, todos corremos el riesgo de haber citado en falso alguna vez, Jaime Ignacio del Burgo se ha sentido molesto y publica en el nº 259 una réplica, “En torno a las falsas citas de Miguel Izu”. Pese a que admite que las citas por las que era aludido son falsas o erróneas en el sentido que yo señalaba (una atribuida a Jiménez de Rada es de Elías de Tejada, un acuerdo de las Cortes de Navarra de 1549 sufre un error de transcripción que convierte en spanidad lo que era en origen christiandad, y cuando Shakespeare escribe que Navarra será el asombro del mundo no se refería a la actual Comunidad Foral sino a la de Ultrapuertos), aprovecha para acusarme de una falta de rigor que atribuye a mi “militancia política en la izquierda extrema”. Es público y notorio que milito en la izquierda (muy extrema vista desde su ubicación ideológica), pero la insinuación de que el rigor sea cosa de derechas precisaría mejores pruebas.
No pretendo entrar a polemizar, creo que mi artículo se defiende solo ante el lector que lo aborde sin prejuicios, y hecha esta introducción quiero ocuparme aquí de otra cosa. He de agradecer a Del Burgo que en su réplica me obsequie con una nueva cita falsa -o errónea, si el término incomoda menos- que añadir a mi colección. A vueltas con la hispanidad supuestamente proclamada por las Cortes de 1549 escribe: “Izu yerra cuando afirma que «ni el vocablo hispanidad ni el concepto asociado al mismo son propios del siglo XVI sino más bien del siglo XX». Pues bien, esta expresión aparece en el siglo XIV en un pasaje de Francesco Filelfo, un humanista florentino del Renacimiento, en el que se dice que el emperador Quintiliano «tenía olor de hispanidad» (redolere hispanitatem)”.
Tiene mérito acumular tantos errores en un párrafo tan breve. El calagurritano Marco Fabio Quintiliano no fue emperador sino abogado, profesor de retórica y escritor; Filelfo no era de Florencia, donde vivió muy poco tiempo y murió, sino natural de Tolentino, y no escribió en el siglo XIV, tenía dos años de edad cuando finalizó, sino en el XV. Pero vamos a lo importante, la cita latina. En mi artículo sobre las falsas citas aconsejaba, para evitarlas, acudir a las fuentes originales y contrastarlas siempre, prescindiendo de referencias de segunda mano que, a menudo, son de tercera o de cuarta y poco fiables. Del Burgo ignora mi consejo, algo coherente con la pobre opinión que tiene sobre mí, y explica que toma la olorosa cita sobre Quintiliano de un trabajo inédito del historiador Armando Besga Marroquín, el cual la toma a su vez de un prólogo de Jean Pierre Charpentier de 1860 a las obras de Quintiliano (aunque la fecha correcta es 1863). Una cita cuando menos de cuarta mano que, como sucede tan a menudo en estos casos, no es exacta.
Lo que realmente escribió Filelfo sobre las Declamationes de Quintiliano es lo siguiente: “Sed orationis eius filus mihi not placet: sapit enim hispanitatem nescio quam, hoc est barbariam plane quandam. Nullam habet elegantiam, nullum nitorem, nullam suavitatem” (Francesco Filelfo, Epistolae, Bernardino de Coris, Venecia, 1489, l. III, carta a Juan Toscanelli datada en Milán el 10 de julio de 1440). En fin, que no le gusta nada el estilo de Quintiliano, lo encuentra carente de elegancia, brillantez y suavidad, no solo provinciano sino decididamente bárbaro por su sabor a “hispaneidad” (así traducía Pedro Rodríguez Mohedano, Historia Literaria de España, Joaquín Ibarra, Madrid, 1781, vol. 8, p. 254) o a “hispanismo” (así traduce Menéndez Pelayo, Bibliografía Hispano-Latina Clásica, Vda. e Hijos de M. Tello, Madrid, 1902, vol. I, p. 855). Pero nada dice de olores. ¿De dónde viene, entonces, esa cita?
Alejo Venegas, Tractado de orthographía y accentos en las tres lenguas principales, Lázaro Salvago Ginoves, Toledo, 1531, p. eii v., dice de Cicerón y de Quintiliano que “son caudillos de la elocuencia, aunque no les faltó un Pollio que hallase hispanidad en Quintiliano”. Alude a una clásica comparación entre la peyorativa referencia de Filelfo a la hispanitatem y la mención que hace el propio Quintiliano, al recomendar el uso de un lenguaje puro, a la patavinitatem, a cierta “patavinidad” (de patavino, natural de Padua) que el romano Cayo Asinio Polión censuraba al latín del paduano Tito Livio (Institutione Oratoria, l. I, c. V: “Quemadmodum Pollio deprehendit in Livio Patavinitatem”; l. VIII, c. I: “Et in Tito Livio mirae facundiae viro putat inesse Pollio Asinius quandam Patavinitatem”). En igual sentido, Sebastián Fox Morcillo, De imitatione seu de informandi styli ratione Libri II, Martin Nuyts, Amberes, 1554, p. 47v: “Nam in Livio patavinitatem, in Quintiliano Hispanitatem ille inveniebat”. Los comentarios de Adrien Turnèbe a las Institutione Oratoria, impresos por Thomas Richard, París, 1554, l. VIII, c. I, establecen también esa misma comparación e introducen por partida doble el verbo redoleo, redolere: “Quandam Patavinitatem. Id est, quandam phrasim, quae redolebat potius Patavium, Quam romam, sic Cicero finxit Appietatem & Lentulitatem. Sic Philelphus dixit Quintilianum redolere Hispanitatem”.
Este comentario de Turnèbe se copia durante tres siglos en sucesivas ediciones de las Institutione Oratoria y los impresores posteriores suelen escribir la última frase así: “Sic Philelphus dixit Quintilianum redolere Hispanitatem” (por ejemplo, en la edición impresa por Officina Hackiana, Leiden-Rotterdam, 1665, p. 473, o en la de G. L. Spalding, impresa por Petrus Didot, París, 1823, vol 3, p. 163). Los comentarios de Turnèbe son utilizados también para las notas de la traducción francesa de Ouizille que incluye un pequeño pero trascendente cambio tipográfico al escribir: “Ce goût de terroir que Pollion trouvait à Tite-Live, a été reproché à notre rhéteur par un philologue du XVe siècle, Philelphe, qui dit que Quintilien a quelque chose d’espagnol dans son style, redolere hispanitatem” (Institution oratoire de Quintilien, traducción de C. V. Ouizille, Panckoucke, París, 1835, vol. 6, p. 273, n. 3). Se escribe en cursiva toda la expresión, redolere hispanitatem, lo que da lugar a entender erróneamente que toda ella es literal de Filelfo, y así la recoge Charpentier: “Philelphe va trop loin quand il dit que Quintilien a quelque chose d’espagnol dans son style: redolere hispanitatem” (Oeuvres Complètes de Quintilien, traducción de C. V. Ouizille, Garnier, París, 1863, vol. 1, p. XXX, n. 2).
Y de aquí la toman no solo Besga y Del Burgo sino que, entre otros, lo había hecho ya Zacarías de Vizcarra, que no es el primero en utilizar el vocablo hispanidad en el siglo XX, como dice Del Burgo, sino uno de los primeros (lo hizo antes, cuando menos, Miguel de Unamuno, “Sobre la argentinidad”, La Nación, 11 de marzo de 1910, Obras completas, Escelicer, Madrid, 1968, t. III, p. 543). Vizcarra, después de mencionar el debate sobre patavinitatem e hispanitatem, se refiere así a la expresión hispanidad: “La usó ciertamente el atildado humanista y latinista Filelfo (n. 1398, m. 1481), el cual achacaba a Quintiliano «redolere hispanitatem», es decir, «que tenía olor de hispanidad». (Cfr. J. P. Charpentier, Prólogo a las obras de Quintiliano, Garnier, París, tomo 1, pág. XXX.)”; Opiniones autorizadas sobre la obra del presbítero D. Francisco Gutierrez Lasanta “La Virgen del Pilar, Reina y Patrona de la Hispanidad”, Ayuntamiento de Zaragoza/El Noticiero, Zaragoza, 1946, p. 83. Pero Vizcarra distingue perfectamente entre la “significación antigua” de hispanidad como sinónimo de hispanismo, “modo de hablar peculiar de la lengua española, que se aparta de las reglas comunes de la gramática. Idiotismus hispanicus (DRAE de 1817), análoga a galicismo, anglicismo o latinismo, y el nuevo concepto de hispanidad que él patrocina como conjunto y comunidad de todos los pueblos hispanos. Dando por bueno que Filelfo escribió hispanitatem, aunque no redolere hispanitatem que debe atribuirse a Turnèbe, y Venegas hispanidad, no se debe interpretar que se refiriesen al concepto moderno de hispanidad, propio del siglo XX, sino que claramente lo hacen a la antigua significación “anticuada” e “inútil”, según Vizcarra (op. cit., p. 85), de hispanismo o hispaneidad en el lenguaje, en particular en el latín hablado en Hispania.
Finalmente, cabe señalar que la palma en cuanto a la cita se la lleva Ernesto Giménez Caballero, “Precisiones sobre Hispanidad”, ABC, 6 de noviembre de 1974, p. 23: “En cuanto a «Hispanidad» también su nominación es cercana, aunque ya la emplea en el siglo I a. de C. «Hispanitatem», el cónsul Polion para Quintiliano, restaurada en el Renacimiento por Filelfo y Alejo Venegas, y recordada en 1909 por Unanumo. Pero sólo propuesta por el padre Vizcarra en 1926”. En este texto, fruto sin duda de algunas lecturas mal digeridas, la expresión hispanitatem ha envejecido quince siglos y en lugar de a Filelfo se atribuye a Polión, al que se adorna de dotes proféticas ya que vivió un siglo antes que Quintiliano.
Pues lo dicho, para quien quiera oírlo: mucho cuidado con las citas.