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Dictadura de diccionario

Más vale tarde. La nueva edición del Diccionario de la Real Academia Española ha atinado por fin con la definición de la palabra franquismo y ya lo presenta como una dictadura. Los académicos que lustran el castellano han tardado 39 años en ajustar la término a la realidad: “Dictadura de carácter totalitario impuesta en España por el general Franco a partir de la Guerra Civil de 1936-1939 y mantenida hasta su muerte”. No era de recibo que a estas alturas aún se viera como “movimiento político y social de tendencia totalitaria, iniciado en España durante la Guerra Civil de 1936-1939, en torno al general Franco, y desarrollado durante los años que ocupó la jefatura del Estado”. Es decir, una dictadura. La RAE ha estado más preocupada del presunto esplendor del idioma que de reconocer la realidad, hacer justicia con la historia y abanderar la democracia desde la lingüística con un concepto revisado porque les resulta “chocante para la sensibilidad actual”. Lo cierto es que era ofensivo para las víctimas de la dictadura y dulcificaba la explicación de una ominosa y violenta etapa. Más prisa han tenido en admitir expresiones como amigovio, papichulo, cagaprisas, culamen o birra. Pero claro, estas son más efímeras e informales. Y menos comprometidas con la verdad.