Se me hace tan difícil hablar de esto que preferiría no hacerlo, pero no puedo. Ya hace muchos años le escribí una carta como esta al ministro del Interior, el señor Rubalcaba, socialista, denunciando hechos crueles.

Lo escribo de nuevo porque no puedo soportar que los que todavía ahora son de ese partido niegan los informes que han hecho profesionales serios de la universidad.

Yo lo denuncié en el periódico El País, que tuvo la valentía de publicarlo en primera página, e interiores, el día antes de Navidad. Mi hermano fue torturado y casi lo matan. Este escrito es en su honor, porque no puede ya hacerlo personalmente.

Felipe González era presidente. Me gustaría hacer un bertso, pero no me sale. Algún bertsolari me lo hará. Esta juventud brava que canta versos, improvisa sobre la cárcel o sobre el silencio después de abrir una puerta, en público, ante casi quince mil personas que se reúnen durante una jornada de 9 a 22 horas en un pabellón para escuchar versos cantados; y trescientas mil ante las pantallas de televisión. Ese es el país de nuestros sueños, donde la imaginación del poema cantado impregne la vida, no la mano negra y cruel de unos monstruos vestidos de uniforme de Policía o Guardia Civil.

No parece el tiempo de Navidad el tiempo más adecuado para hablar de esto, pero yo no elijo el tiempo cuando los políticos se dignan mentir en público y negar lo más que evidente: la crueldad y descabezamiento del rival político.

¡Feliz Navidad!

Zorionak eta urte berri on!