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Puente la Reina/Gares y el euskera

Cada vez que rodeas por carretera esta sugerente localidad medieval la vista se queda fijada en el atractivo puente románico sobre las azuladas aguas del Arga y la torre que le une a la calle Mayor del casco urbano. Aunque había estado antaño, la imagen señalada te invita una y otra vez a visitarla, mientras la carretera te lleva hacia adelante. Gares está indicado como punto de unión de las rutas jacobeas que vienen de Orreaga/Roncesvalles y Somport. Su puente, construido para el paso de peregrinos a Santiago, da a la localidad su nombre castellano, haciendo también referencia a la esposa del rey de Nabarra, es decir Puente la Reina, y junto a la torre de acceso, son el icono de la ciudad. Esta expresión también se ve en una hoja informativa, donde lo señala como auténtico icono de la localidad, y no es para menos.

Viendo imágenes de la antigua construcción con una especie de barcazas del antiguo puente de Aoiz, no deja de impresionar cómo hubo de ser la construcción de este sobre el considerable caudal que trae el río Arga a su paso por Gares. Aunque construido en el s. XI, y según señalan dentro del itinerario Iruña a Nájera, no sería descartado la existencia de otro u otros precedentes dentro de la calzada romana secundaria que iba de Iruña a Logroño. Los ríos siempre son una razón de asentamiento de los pueblos, y superarlos una necesidad.

En este puente te asombran las robustas bases escalonadas de sus ojos con las que salva la fuerza de las aguas y la gracia de los arcos menores o aliviaderos que están sobre las mismas. El sol del atardecer dora sus piedras dándolas encanto.

En Puente la Reina hay también llamativas construcciones, como algunas casonas palacio, que antaño bien pudieran ser defensivas, llamativas iglesias como la del Crucifijo de portada románica, o la imponente de Santiago, ambas del siglo XII; la plaza Mayor, sus belenas o callejas paralelas, restos de muralla, así como aspilleras de las guerras carlistas. A lo que hay que añadir que en la calle Mayor muchas casas cuentan con bodegas subterráneas que se comunican entre sí, y no es extraño encontrar en alguna casa estrechas ventanas que en realidad fueron troneras defensivas, ya que la ciudad fue creciendo por fases.

La plaza Mayor, parte de ella porticada, fue renovada hace algo menos de 50 años, y en palabras del informante que trabajó en ella, “se hizo auzalan”.

Paseando por la calle Mayor oyes en los tejados los trinidos de los pájaros, sobre uno de ellos, el Txori, hay una leyenda que cuenta que cogía agua del río para limpiar el rostro de una imagen de la virgen.

Recuerdo que hace años leí en Una geografía diacrónica del euskara en Navarra, de Angel Irigarai, un hecho que me resultó curioso pero a la vez me pareció lejano en el tiempo, 1820. Relataba que entraron en un bar preguntando por un señor en castellano y el tabernero no les entendía, y al final, cuando preguntaron en euskera, respondió en esta misma lengua que no había entrado nadie.

Es curioso que varias personas de la localidad hablando en castellano utilizan el nombre euskaldun del pueblo: Gares.

La grata sorpresa ha sido constatar que en los años que han pasado desde que leí la referencia al euskera de A. Irigarai sobre Gares han tenido lugar varios trabajos de investigación, a nivel de todo el Viejo Reino, tanto sobre documentación como a nivel oral, donde se ha podido constatar, yo también lo he hecho, que en muchos de nuestros pueblos de la Zona Media el euskera ha tenido una gran vitalidad, siendo la lengua propia milenaria y habitual de convivencia hasta hace uno o dos siglos. Esta lamentable pérdida se está subsanando con firmeza, ya que ves el empeño que ponen en recuperarla. Gares es un buen ejemplo de ello, ya que a nivel municipal la documentación y página web están en euskera y castellano, hay técnico de euskera, amplia información sobre el euskera local, campañas en favor... ,y lo relatado por Irigarai me vino a la mente en el lugar donde comimos, ya que con uno de los jóvenes que nos atendió la conversación fue totalmente en euskera.

Hay un excelente trabajo de recopilación del euskera local hecho por Aitor Arana recogiendo varias citas. Una de ellas indica que Ximénez de Rada, nacido en Gares en 1170, fue arzobispo de Toledo, participando en Roma en el Concilio de Letrán utilizó el latín y otras lenguas, entre ellas “la navarra, llamada de otra manera cántabra, que comúnmente decimos bascongada, la cual era su natural y materna lengua”. En los siglos posteriores tienen que utilizar el euskera si querían ser entendidos por sus vecinos. Enrique Cock, cronista del viaje de Felipe II por estas tierras, indica que “se habla allí el mismo lenguaje vizcaíno o bascuente?y el pueblo es muy dulce y tratable”. En otra se señala que en el año 1863 todos los pueblos de Valdizarbe eran euskaldunes, pero en 1904 el euskera había ya desaparecido. Con todo, el doctor Angel Irigarai hacia 1936 atendió a un vecino de Gares en euskera.

Además de vocablos quedan en Puente la Reina bonitos nombres de lugar como Ari-tzaldea junto al roble, Arizdia el robledal, Axaritxulo la cueva del zorro, Irunbidea el camino Iruña, Otsabidea el camino de lobos?, además de otros recogidos del entorno como Muskermendia el monte de lagartos, Errotaldea, Eiarabidea la zona del molino, Gazteluzar castillo viejo (A. Arana).

Gares/Puente la Reina, según leemos, parece que pudo tener otros nombres anteriores, Villa Vetula o Murugarren (1106), este último coincide con el de la localidad distante a unos 20 kilómetros.

En fin, historia, cultura y belleza natural que perviven manteniendo la personalidad de esta bonita localidad. ¡Visitémosla!