El pasado 31 de octubre publiqué un tweet en el que mencionaba la cuenta del Ayuntamiento de Pamplona. Las aplicaciones de redes sociales son muy listas y en cuanto empecé a escribirla, autocompletó la cuenta @pamplonaIruna que estaba entre las que yo seguía. Pero cuando envié el tweet, me fijé que el tono azulado con el que la aplicación resalta las cuentas, se había tornado en el negro del resto del texto. La cuenta @pamplonaIruna no existía.

Volví a buscar la cuenta del Ayuntamiento en Twitter y cuál fue mi sorpresa al descubrir que la cuenta era ahora @pamplona_ayto. Lo primero que pensé, tras el reciente cambio de gobierno en el Ayuntamiento, es que al actual Consistorio le había faltado tiempo para eliminar el topónimo euskaldun de nuestra ciudad, dada la euskarafobia de la que hacen gala a la menor oportunidad que se les presenta, pero tras mis pesquisas navegando por el perfil del Ayuntamiento descubrí lo que desde el cabildo denominaban “reestructuración de la presencia en redes sociales”. O sea, la segregación del euskera de la cuenta original de Twitter del Ayuntamiento de Pamplona y la creación de una cuenta -@Iruna_udala- diferenciada en euskera (también en Facebook, Instagram...).

Según la información de la propia cuenta original, ésta fue creada en octubre de 2015, lo que quiere decir que fue el Consistorio del anterior alcalde, Joseba Asiron, el que inició su presencia en la red. La fórmula escogida entonces fue la de incluir las dos lenguas de la ciudad tanto en el nombre de la cuenta como en los contenidos de la misma. Así ha estado operando durante los últimos 4 años, publicando información referente a la ciudad en las dos lenguas sin que a nadie aparentemente le molestase el hecho de que el euskera estuviera presente.

Pero el grupo del actual alcalde, Enrique Maya, ha segregado por enésima vez el euskera de la normalidad cotidiana, no vaya a ser que alguien se meta en la cuenta del Ayuntamiento y descubra mensajes en vascuence. Muy hábilmente, eso sí, la cuenta original, que superaba los 8.100 seguidores, ha pasado a ser la versión en castellano, y la nueva cuenta en euskera ha partido de cero, como es lógico. Tal y como cabía esperar, a los que defendemos la pluralidad lingüística de nuestra ciudad no nos ha sentado nada bien la decisión y la noticia ha corrido como la pólvora en redes. Cómo no, también han aparecido los troles de turno a recordarnos el maldito estudio del clúster de sociolingüística en el que se adjudicaba un 6,7% de uso del euskera en Navarra para justificar la medida.

Pero la realidad es tozuda, y mientras la cuenta original de Twitter, venida a menos por el esquilme lingüístico, ha comenzado a perder seguidores, la nueva cuenta en euskera ha superado de largo los 3.300 jarraitzale en apenas 5 días. ¿Qué tanto por ciento sale ahí?