5 años perdidos
yer se dio a conocer la sentencia del llamado Caso Osasuna o Caso Vizcay, que surgió hace ya más de cinco años cuando el exgerente de Osasuna comenzó a largar ante la Liga de Fútbol Profesional acerca de partidos comprados por el club rojillo para evitar descender. Un guirigay que ha acabado con 9 condenados a penas de cárcel, entre ellos y el que más el propio Vizcay, del que se desconoce qué le motivo a contar todo esto si ha sido finalmente el más perjudicado. Sin entrar a valorar las penas desde un punto de vista jurídico que se me escapa, lo que veo desde fuera es que son penas muy potentes y muy duras, puesto que en ninguno de los casos que yo sepa se puede confirmar que ninguno de ellos se quedara con dinero. Que no digo que no fuera así, sino que no queda constatado que así fuera. Y, más importante desde un punto de vista deportivo, por vez primera se considera delito punible con cárcel primar a terceros porque ganen. Osasuna y sus exdirectivos se convierten por tanto en los primeros que van a penar por algo más viejo y extendido como la tos, eso que se llama una condena ejemplarizante. Se te queda un poco cara de bobo, la verdad, mucha cara de bobo. Quiero decir: se puede estar en contra del todo con el proceder de estas personas, considerar que si se llevaron algo tienen que pagarlo, creer que alguna pena les debe caer por eso y también por tanta chapuza contable y económica, pero no sé si este puerro que les cae es compatible con la gravedad del delito, ni si no hay una excesiva aplicación de las leyes para ello. Entre medio, cinco años después de ser acusado, de perder su trabajo, su imagen, su posibilidad de ser visto como un inocente porque la opinión pública condena de antemano, salió absuelto Diego Maquirriain. Mi enhorabuena a él, su mujer, sus hijos, su familia y sus amigos. Ojalá descansen y puedan rehacer algo de lo destrozado en el camino.