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A vueltas con las mascarillas

El uso de mascarillas será obligatorio a partir de mañana para viajar en transporte público. Países asiáticos y alguno europeo ya sabían de su utilidad. Personalmente lo veo como un gesto de respeto y preocupación por la salud de los demás. Y más ahora con el desconfinamiento que se nos olvida con demasiada frecuencia guardar las distancias.

Llega el buen tiempo, nos suspenden las fiestas de los pueblos, los bares pueden abrir con más limitaciones que los laboratorios, y hay muchas ganas de salir a la calle. Nos gusta comunicarnos y acercanos... Es un tema que ha ido dando bandazos. Debate que ha ido unido al problema de la escasez de material. Vamos que no se podía obligar lo que no se podía cumplir. Otro factor clave ha sido reconocer el papel que han jugado los infectados asintomáticos en la transmisión del virus. Lo cierto es que hace dos meses no eran necesarias incluso contraproducentes porque daban una falsa sensación de seguridad. Tanto la OMS como el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) y el Ministerio de Sanidad sólo las indicaron (las tipo técnicas) para profesionales sanitarios, infectados y personas cuidadoras.

El cambio se produjo el 8 de abril cuando el ECDC reconoce por primera vez que pueden ser útiles para toda la población. Dos días más tarde el Ministerio recomendó llevarlas en transportes públicos y en lugares donde se pudieran producir aglomeraciones o no fuera posible mantener la distancia de seguridad. Y a partir de ahí decide homologar un tipo de mascarilla que puede fabricarse a gran escala. El día 21 de abril se fija el precio máximo en 0,96 euros. A partir del lunes pasan a ser obligatorias en los transportes públicos. Pero veo un problema. Una familia con varios miembros no va a poder permitirse renovar cada día su mascarilla. Dicen que las quirúrgicas duran cuatro horas. Las administraciones tendrán que garantizarlas todos los días (y no solo el día 4) en el transporte público, y las empresas en los lugares de trabajo. Me decía una enfermera que las primeras dos semanas hubo muchísimos contagios entre médicos y enfermeras, casos contraídos los días anteriores a decretarse la pandemia. Desde que empezaron utilizarlas la situación mejoró. Las gotitas juegan un papel importante y están presentes mientras hablamos. ¡Cuidadín!