Síguenos en redes sociales:

Mesa de Redacción

Joseba Santamaria

Los seis niños y niñas de Mendigorría

a confrontación entre lenguas en Navarra ha sido un argumento-trampa para imponer el debate de la confrontación al de los acuerdos. Y así lleva esta sociedad décadas. De aquellos barros, estos lodos. Lo que le ha hecho el consejero Gimeno a un grupo de familias de Mendigorría no tiene un pase. Ni democrático, ni educativo, ni jurídico, ni político. Escribí unas líneas hace ya unos meses que ahora vuelvo a reproducir. "Me van pasando los años en este trabajo de periodista y nunca acabo de acostumbrarme, y menos entender, esa especie que abunda en la política que se empeña constantemente en el no por el no. La respuesta a las demandas y necesidades de los ciudadanos se responden siempre con un no rotundo, fanfarrón y expeditivo. El no siempre es una actitud en la que prevalece lo negativo sobre lo positivo. Que genera problemas y entorpece las soluciones. Lo contrario a lo que se supone que debe ser la política como servicio público. Lo digo ahora a cuenta de la actuación del consejero Gimeno. Su negativa a abrir una línea en euskera en Mendigorría pese a que la demanda de las familias por este modelo supone el 43% del total, 6 de 14 alumnos para el próximo curso en la escuela de la localidad, no tiene un pase. No hay ningún impedimento legal para aceptar la demanda de esos padres y madres para que sus hijos estudien en el pueblo. Es decir, se les discrimina injusta e innecesariamente. Y contradice la posición anterior del PSN en casos similares" . No pensé que con los contenidos y el espíritu del Acuerdo Programático que firmaron los partidos que llevaron a Chivite a la presidencia de Navarra se llegara a este desaguisado. El propio Ayuntamiento de Mendigorría ha demandado a Educación la apertura de esa línea en la localidad. De hecho, la oferta de Gimeno de última hora es la prueba del error. Que esos niños y niñas viajen el próximo curso cada día a Puente la Reina-Gares y ya el año que viene se queden en su pueblo es una salida desesperada. Es decir, un año de castigo de viajes y sin poder convivir educativamente, estudien en la lengua que estudien -son unos críos, por favor, y vivimos en la Navarra del siglo XXI-, con el resto de los niños y niñas del pueblo con los que conviven cada día hasta dentro de un año sólo porque sus padres y madres han optado por el modelo en euskera. Y que el PSN haya tenido que votar con Navarra Suma para intentar salvar el fiasco muestra el alcance de la incoherencia. Es la solución de la prepotencia. O la tomas o la dejas. Supongo que lo acabarán haciendo. Será una victoria pírrica y una derrota absoluta al mismo tiempo. En cualquier lugar de la Europa democrática y avanzada sería una noticia con consecuencias políticas. Aquí es un capítulo más de la desigualdad de trato que se ha impuesto en la educación navarra a las familias navarras según su opción lingüística o su lugar de residencia. Gimeno debería pensar que de los 30 parlamentarios que auparon a Chivite a la presidencia y a él al cargo de consejero del Gobierno, 19 están en contra de su actuación. Si quizá le hubiera gustado ser consejero con otros votos también debiera ser coherente consigo mismo y honesto con el partido que le ha nombrado para esa responsabilidad. Gestionar un área como Educación no es fácil nunca, pero menos lo es si la propia gestión crea los problemas donde no los hay, como en Mendigorría. Es una pifia política innecesaria, pero sobre todo me da pena por la insensibilidad humana, social, política y cultural que muestra.