a estrategia coercitiva una vez más parece dar resultado. La decisión de implantar el pasaporte covid en discotecas, salas de fiesta, restaurantes, bares con licencia especial o cines a partir del próximo fin de semana en Navarra ha calado entre la población joven que era más reacia a la vacuna. Un pasaporte que también va a ser necesario para viajar en este puente o de cara a Navidad (sin olvidar que muchos países piden dos dosis). En apenas una semana la vacunación sin cita previa se ha duplicado hasta alcanzar las 1.039 personas, principalmente gente de entre 30 y 45 años, la franja con mayor porcentaje de no vacunados. Una buena noticia sin duda para la Comunidad foral donde la semana pasada 34.014 personas se descargaron el certificado. La medida de implementar el pasaporte Covid a partir del próximo sábado en Navarra está a la espera de que el TSJN avale la decisión del Gobierno foral. Una medida, asumida también en otras comunidades como Catalunya o Galicia, que los tribunales vascos sin embargo no han refrendado (para ocio nocturno y restaurantes de más de 50 comensales), pese a sustentarse en datos objetivos de evolución epidemiológica. Sin duda, la vacunación continúa siendo la herramienta más eficaz frente al virus. El 80% de la población total de Navarra está inmunizada. Pero no es la única solución. El uso de la mascarilla y la necesidad de actuar con responsabilidad, de cuidarnos y protegernos entre todos y todas sigue siendo igual de necesaria. Algo no siempre entendido a juzgar por muchos comentarios que se cuelan por las redes sociales. Este modelo ultraliberal de concebir la vida ha convertido la libertad personal en el máximo exponente de la existencia privada. Lo colectivo, la comunidad no cuentan ya como ejes vertebradores de la vida. Cada cual se refugia en su derecho privado para hacer de su capa un sayo. No se entiende de otra manera la respuesta exacerbada que está teniendo en muchos países europeos la aplicación de medidas restrictivas por muy duras que sean. Con vistas a las fechas navideñas, países como Alemania o Bélgica se blindan e imponen la vacunación obligatoria. Países como Austria, Alemania o Países Bajos donde la población vacunada apenas supera el 60%. Austria se confina mientras que grupos ultras y extremistas a las que se suman negacionistas o escépticos se manifestancontra "la dictadura del coronavirus". Una escalada de violencia peligrosa y que ya es utilizada políticamente.