e la tragedia que significa la guerra se ha escrito todo y pese a ello las contiendas se suceden desde siempre y hoy mismo perduran once conflictos armados activos. Con todo, es normal que nos sintamos conmovidos por las imágenes que nos llegan de la invasión a Ucrania, ¿cómo no temblar al ver la destrucción y la muerte en nuestro continente? Pero hay márgenes intolerables, puro racismo y xenofobia. Cuando un fiscal expresó su tristeza porque se estuviera matando a “niños europeos con ojos azules y pelo rubio” levantó fuertes protestas, pero es que un corresponsal de CBS añadió que “esto no es Irak o Afganistán, esta es una ciudad relativamente civilizada y europea” y hasta Al-Jazeera nos pedía que miráramos “la forma en que están vestidos. Son personas prósperas de clase media. No son refugiados que intentan escapar del Medio Oriente o de África”. Yo misma escuché a una locutora decir en la radio “es que se trata de una niña como mi hija”. Sin duda, la prensa está haciendo un gran trabajo - incluso un periodista vasco ha sido encarcelado en Polonia-, pero me da asco y miedo quien pretende conmovernos, quien sólo se sobrecoge cuando los niños que escapan tienen la piel blanquita. Por los mismos caminos, no hace mucho, otros chiquillos igualmente aterrados intentaban huir.