os veces escribí mi opinión sobre la enseñanza-aprendizaje del inglés en nuestros colegios e institutos. “PAI sí, pero no así”, el 17 de febrero de 2014. “Las claves del PAI”, el 12 de septiembre de 2015. Seis años y medio más tarde voy con la tercera. Este artículo no va sólo de mascarillas sino que tiene que ver con la vuelta al cole y al Parlamento, tras el parón de la Semana Santa.

Por fin maestras y alumnado se ven las caras dentro del aula y sus señorías se han quitado la máscara y se han comprometido en el tratamiento de las lenguas en nuestra Navarra diversa. Porque de eso va el intento de estabilizar a 350 personas que imparten clases bajo el paraguas del Programa de Aprendizaje de Inglés (PAI).

Es de largo recorrido el distinto parecer de nuestros representantes políticos en cuanto al estudio del castellano, el euskera y las lenguas extranjeras. No repetiré toda la historia, pero hubo un punto de inflexión. Una desafortunada intervención televisiva en Madrid de la entonces presidenta del Gobierno de Navarra Yolanda Barcina, levantó la perdiz, la liebre, la becada... y todas las piezas más preciadas por ciertos cazadores. Al decir de Barcina que el PAI podría frenar el crecimiento del Modelo D. Algo que no era verdad, se repitió miles de veces y, al final, parece una certeza. Navarra Suma quiere que el PAI sea un modelo lingüístico en inglés como son los modelos en castellano, A y G, y el Modelo D en euskera. El Modelo B es residual y no da problemas. En su delirio ha arrastrado al PSN. Un PSN-PSOE, ávido de poder, preparando su Plan B por si le falla en mayo del próximo año la continuidad de la “coalición progresista de gobierno”, como le llaman ellos.

Pero yo, testarudo, sigo explicando y defendiendo que no es verdad que el PAI vaya contra el euskera. El PAI lo impulsaron padres y madres que, enojados por el dinero que el Gobierno de Navarra empleaba en los modelos derivados de la Ley foral del vascuence de 1986, exigieron un esfuerzo similar para el inglés. Desde 2007 llevaban 15 años intentando lo que por fin han logrado. Nada que objetar. Exijo, eso sí, que la elección del nuevo PAI sea voluntaria para las familias, como lo son todos los demás modelos. Aunque ello conllevaría una actualización de necesidades de personal que ponen en jaque mate la provisión de esas 350 plazas de funcionario docente con exigencia de C1 en Inglés. Se ha vuelto a hacer la casa por el tejado.

No necesito insistir en que en Podemos Ahal Dugu tenemos muy claro que queremos todos los modelos lingüísticos en todos los colegios. Odiamos la segregación social que los idiomas conllevan en nuestra diversa tierra. Queremos fomento de las lenguas para el encuentro y el entendimiento. Por eso hemos votado en contra de la proposición de ley. ¡Con dos...! parlamentarios. Seguiremos luchando en las mesas de diálogo y decisión hasta alcanzar esa utopía.

“Enseñanza de las lenguas integrada en el currículo escolar”. Así consta el trilingüismo en el Acuerdo Programático. En eso había consenso. En lo que se acaba de aprobar por parte de 31 parlamentarios había discrepancia. Al decir y entender del vicepresidente Javier Remírez (PSN-PSOE) es precisamente lo no acordado lo que pueden pactar con otros socios. Tomamos nota.

Es motivo de preocupación que algunos de los que han empujado este acuerdo sean los mismos que se oponen a que todos los navarros encuentren el euskera en su currículo obligatorio. Estoy seguro de que en ese 70% de alumnado que cursa el PAI, y en sus familiares, la sensibilidad por el euskera no es la misma. Fuera máscaras. Para saber hay que preguntar. Libertad de elección de todo y para todos. ¿No pregonan eso los populistas?

El autor es profesor jubilado