stá bien, de hecho está muy bien. Que haya un poco de salsilla en la votación para elegir el cartel de San Fermín 2022. Al parecer, los informáticos de la web municipal que recoge los votos a las 10 candidaturas detectaron que en determinados tramos horarios de días concretos se producía una inusual concentración de casi el 90% de los votos a un cartel concreto, por lo que paralizaron el proceso de votación hasta estudiar más el caso.

Es lo que tiene la informática, al parecer permite ganar elecciones como las ganaba Franco, con el 102% de los votos. Por ahora se sabe también que el Ayuntamiento ha presentado una denuncia, pero los ciudadanos estamos ávidos de conocer qué cartel es, qué grupúsculo está detrás de la trama, si tiene relaciones o conexiones con concejales o concejalas, si hay detrás una historia de amor o sórdida o algo. Vamos, material para que los y las numerosos autores de novela negra que actualmente existen en la literatura navarra tengan para una buena novela o incluso saga. O si todo al final es un propio sabotaje del ayuntamiento para descalificar a los ojos de la opinión pública el sistema de elección ciudadana para volver al del jurado o a sistemas que les encajen más con su manera de pretender controlar y dirigir más todo.

A lo mejor nunca nos enteramos de qué ha pasado, es una opción factible, y el ayuntamiento tendría que explicar bien si efectivamente esa inusual concentración de voto puede ser eliminada o es perfectamente legal cada uno de esos votos. En todo caso, a mi de esto lo que más me llama la atención -si hay una campaña fraude- es la mente que pueda haber detrás de una iniciativa artística para hacerse con la victoria de manera cuando menos embarrada. Ya me parece friki ese sistema de embarcar a todo kiski de tu alrededor para que te voten -¡Te mando el cartel de mi primo, vótale!- así que esto ya es de película de espías.