l Ayuntamiento de Pamplona nos asegura que la permanencia de las terrazas covid está supeditada a que las mismas no afecten al tránsito de peatones, no ocupen espacios más allá de la fachada del local y no hayan recibido quejas vecinales. Son unas 100 y se calcula que continuarán 45. Luego están otras 225 que no cumplen alguno de los tres parámetros fijados, pero podrán hacerse con una licencia si subsanan esos errores. En definitiva, habrá que esperar al 1 de julio para ver si el paisaje de mesas, sillas y bidones que colapsan ciertas calles y plazas cambia mucho, poco o nada. No hace falta repetir cómo lo ha pasado la hostelería -y otros muchos gremios- durante la pandemia, pero sí es necesario recordar de nuevo los rincones de nuestra ciudad que sobreviven ocultos bajo el mobiliario de exterior, especialmente en el Casco Viejo. Nunca fue fácil para las gentes de ese barrio encontrar zonas de esparcimiento pero, en menos de dos décadas, han desaparecido plazas enteras (Ayuntamiento, Concejo, San Nicolás, Los Burgos y Navarrería, que recuerde ahora) para el paseo y el juego. A lo Viejo se va a potear, a tomar algo, a juerguearse y su vecindario siempre tiene la opción de marchar unos kilómetros a derecha o izquierda para ver verde y espacios libres.