No soplan buenos vientos para UPN, que cumple ya más de 10 años en minoría parlamentaria y siete fuera del Palacio foral. Sin apenas opciones de recuperar la Presidencia del Gobierno –tendría que darse un vuelco electoral que no detecta ninguna encuesta y un cambio estratégico en el PSN-PSOE que nadie espera–, Javier Esparza trata de animarse a sí mismo afirmando que será el próximo presidente de Navarra. Bien sabe él que hoy nadie apostaría un euro porque esto vaya a cumplirse tras los comicios de mayo, pero como terapia personal no es del todo desatinada. De momento, el principal cargo institucional del regionalismo es la Alcaldía de Pamplona, donde el primer edil va de fiasco en fiasco hasta la derrota final. Después de gastar algo más de un millón de euros en la pasarela del Labrit que prometió abrir en un mes pero sigue cerrada, ahora hemos conocido que la broma de la bandera gigante de Navarra que ondea en la Plaza de los Fueros ha costado 178.000 euros en lugar de los 100.000 en los que cifró el propio Maya el desembolso. Un desliz en el cálculo del 78%, que incluye el gasto estructural de iluminarla –cuya factura se aproxima a otros 10.000 euros– para redondear un innecesario despilfarro.