Los que vivimos como periodistas muy de cerca la anterior crisis económica sabemos lo angustioso que fue para muchas familias quedarse sin trabajo y elegir entre pagar la hipoteca o comer. De los dos pagos imprescindibles, casa y comida-gastos-calefacción, hubo quien prefirió pagar la hipoteca mensual y acudir a comer o a pedir ayuda a sus padres, a los servicios sociales, a Cáritas o al Banco de Alimentos. Pero también quien acabó en la calle completamente desesperado. Confiamos que en esta nueva recesión el empleo se mantenga pero sin dejar de vigilar la subida desbocada de precios y sus repercusiones en colectivos más vulnerables y no tan vulnerables. En un mercado donde, hoy, hay más personas viviendo en alquiler pero a precios descontrolados. También los préstamos de vivienda se están encareciendo, en especial las hipotecas variables ligadas al euríbor. El euríbor lleva una media mensual acumulada del 2,631% y los expertos no dudan que en pocos meses pueda alcanzar el 3%, cifra que no se conocía desde el 2008. Para una hipoteca media de 150.000 euros a 25 años las cuotas se encarecerán en unos 228 euros al mes. Es el momento de hacer cuentas en cada casa y, en su caso, negociar con la entidad antes de que toque revisar la cuota. Alargar el plazo, reducir el interés o conseguir una carencia total o parcial de intereses son posibles soluciones. A los bancos no les interesa que haya impagos ni a una Navarra donde hay 95.5000 personas en riesgo de pobreza y exclusión social.