Pierde el Real Madrid y, para variar, la caverna madridista culpa al árbitro de la derrota, por pitarle un penalti surrealista en contra. El pitado a favor, por un roce del balón en el dorso de la mano de un jugador del Villarreal, estupendo y clarísimo. Por fortuna, ahí estaba el propio Ancelotti para aportar sensatez al debate: “Los dos penaltis son correctos con las nuevas reglas, pero creo que a los aficionados no les gusta eso”. Y para concluir: “Han jugado mejor que nosotros y cuando eso pasa merecen ganar”. El caso es que un día más los penaltis por manos vuelven al candelero y los defensas comienzan a pensar que en el área no les queda ya más remedio que moverse con los brazos pegados al tronco, que suena muy fácil pero que es inviable, porque hacen falta para mantener el equilibrio. Se estánpitando demasiados penaltis ridículos por parte de árbitros que se saben muy bien el reglamento pero no tienen ni idea de fútbol.