Dentro de contexto

Las Audiencias Provinciales de Bizkaia y Araba notificaron ayer otras 19 rebajas de condena a violadores y pederastas en aplicación de la llamada ‘Ley del solo sí es sí’. En el conjunto del Estado español son ya 161 agresores machistas los beneficiados por la norma que se promulgó, presuntamente, para proteger mejor a las mujeres. En ese contexto, la Secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez —más conocida por ella misma y su círculo íntimo como Pam— montó una comparecencia para acusar de intolerable manipulación de la extrema derecha la difusión de un vídeo en el que ella aparecía haciendo toscas gracias, precisamente, sobre las reducciones de pena por los delitos sexuales. Una vez más, lo de Groucho Marx: ¿A quién va a creer, a mí o a sus propios ojos? Porque con nuestros propios ojos vimos el episodio de las risotadas —si es alguien del PP o no digamos de Vox, ahora estaría crucificado con razón— que remató con una confesión de parte de aquí a Lima: “Esto es como chiste irónico-experto para los locas del Ministerio de Igualdad”. Y todavía, los hooligans de la cosa nos escupían “¡Hay que ver el video hasta el final!”.

Un error de bulto

Desgraciadamente, el episodio no es anécdota, sino categoría. Así se las ponen a Abascal y a Feijóo. O a la políticamente semidifunta Inés Arrimadas, que aprovechó ayer para olvidar las miserias de las exequias de Ciudadanos tuiteando cuatro frescas sobre la salida de pata de banco de Rodríguez Pam. Si un día tuvimos claro que nadie hizo más abertzales que Aznar o más independentistas catalanes que Rajoy, debemos empezar a considerar, siquiera como hipótesis de trabajo, que hay discursos sedicentemente feministas que brindan alfombra roja (o sea, azul) al machirulismo más casposo. Precisamente porque hay una campaña despiadada contra la titular del Ministerio, Irene Montero, se debería evitar a toda costa este tipo de frivolidades injustificables. Y, como poco, cuando se incurre en ellas, no negar la mayor .

De libro

¿Tanto cuesta reconocer que no se ha estado a la altura? Menos mal que nos aseguraron —y casi nos lo tragamos— que el fuertede la izquierda alternativa redentora era la comunicación política. Pues, de momento, están haciendo un pan con unas hostias. Cada alerta antifascista se traduce en una victoria electoral aplastante de los señalados como fascistas. Y, por volver al caso, cada declaración o acción rimbombante en cuestiones de igualdad, en las más negras estadísticas de violencia machista de todo tipo que hayamos conocido.