Expresidenta de la Comunidad de Madrid hoy reconvertida en tertluiana de postín y celebridad de andar por casa: Es verdad que tuvo que dejar el cargo cuando la pillaron mangando unas cremas justo después de le aprecieran no sé cuántos másteres universitarios de pega. Siempre me pregunté si devovió los potingues a la estantería o si se los llevó, previo pago. Fuera como fuera, económicamente ha salido ganando. Al final, se va a llevar 30.000 euros del ala, que es la cantidad que le ha impuesto la Audiencia de Madrid a la cadena de distribución donde usted trató de birlar los frascos, alegando que lesionó su derecho a la intimidad por no custodiar adecuadamente las grabaciones. Pues ya sabe lo que tiene que hacer. Vuelva a intentarlo.