Este jueves el Parlamento de Navarra vota una humilde, pero importante petición de un pequeño, pero histórico ayuntamiento de Tierra Estella: Mañeru solicita dejar atrás su inscripción a la zona no vascófona de Navarra a la que le condenó la injusta división territorial de los navarros y navarras respeto a una de sus lenguas propias, la lengua originaria de los navarros y más aún tras el descubrimiento de la mano de Irulegi, y sumarse a la zona mixta de la que forman parte forman parte las otras cinco localidades (Cirauqui, Guirguillano, Artazu, Echarren) con las que se agrupa en la de la mancomunidad administrativa de Valdemañeru y con la que comparte los servicios y secretaría. La solicitud tiene el apoyo unánime del Ayuntamiento y de la mayoría de los vecinos de la localidad.

Además de que desde hace dos décadas la elección mayoritaria de los estudiantes de Mañeru ha sido por el modelo D de enseñanza en euskera. Una vinculación que se mantiene también en este curso en el que de los 42 alumnos y alumnas de la segunda etapa de educación infantil y primaria matriculados en centro de Puente la Reina/Gares 27 han elegido el modelo D de euskera, 15 el modelo A con el euskera como asignatura y ninguno ha elegido el modelo G, que no tiene euskera. La petición tiene demanda social, lógica administrativa y el aval político de la autonomía municipal y la voluntad democrática legítima de la ciudadanía. No hay ninguna razón legal para no aceptar la petición de Mañeru. De hecho, en 2017 el Parlamento de Navarra dio luz verde a la incorporación de 44 municipios y más de 40.000 ciudadanos navarros y navarras que estaban integrados en la zona no vascófona de Navarra a la denominada zona mixta y no ha ocurrido nada, claro.

Un avance legal, legítimo y democrático al que ahora aspira también Mañeru que supera las restricciones a la normalización lingüística del euskera impuestas políticamente en el pasado a los navarros según su lugar de nacimiento, de residencia o de trabajo. La modificación del Amejoramiento y de la Ley del Euskera para dar cabida a la demanda social de oficialidad de los habitantes y de los representantes locales de los ayuntamientos contrapone la imposición que han mantenido hasta ahora –y defienden seguir manteniendo UPN, PP, Ciudadanos y PSN–, con la apuesta por la voluntariedad, la libre voluntad democrática y la autonomía municipal.

Es democráticamente inaceptable y políticamente incomprensible. Sobre todo para el PSN, que formas parte de un Gobierno presidido por Chivite respaldado por Geroa Bai, EH Bildu e I-E –en mayo será ya Contigo Navarra–, que apoyan petición, y que para dejar a los habitantes de Mañeru y a su Ayuntamiento en la estacada tendrá que sumar sus votos a las derechas. Incoherencia política al máximo. O simple cálculo electoral partidista inútil, si el PSN supone que eso le evitará los ataques de Esparza y compañía. Quizá el coste de esta decisión tenga más peso en las urnas en mayo que optar por lo democrático y normal. El pasado viernes DIARIO DE NOTICIAS organizó una nueva edición de su Foro Hiria centrado esta vez en el euskera en Navarra en los 40 años del Amejoramiento. Quizá tanto a PSN como a UPN les interese escuchar o leer –si no lo han hecho ya–, las reflexiones y aportaciones que allí se expusieron en positivo y mucho más en sintonía con las demandas de las nuevas generaciones que sus inmovilistas y viejunas posiciones. En Mañeru, el 100% de los menores. Y en conjunto, más del 35% del electorado de Navarra. Es mucho renunciar. O un mal cálculo electoral.