Las elecciones municipales, forales y autonómicas –en trece comunidades– del próximo día 28 están dejando en evidencia que falta unidad de acción en los mensajes y prioridades del Partido Popular y, muy directamente, un cuestionamiento del liderazgo de Alberto Núñez-Feijóo. El presidente del partido pretendió cerrar el capítulo de las listas de EH Bildu al admitir el criterio de la Fiscalía de asencia de delitos pero se vio reconvenido abiertamente por la presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a repetir, Isabel Díaz Ayuso, quien rechaza soltar ese argumento en tanto le evita someterse a debates locales en su deseo de alcanzar la mayoría absoluta. Ayuso ya asentó su victoria en Madrid a costa de confrontar con el Gobierno de Pedro Sánchez sin un programa de desarrollo para la comunidad y le salió bien. Ahora repite estrategia y es difícil pensar que no sea consciente del efecto que tiene sobre el presidente de su partido. Núñez Feijóo no ha conseguido aún ser admitido a la mesa de los que se consideran referentes intelectuales de su partido, que están en Madrid y son reacios a las formas más pausadas del líder gallego. Necesita una victoria electoral contundente. Convencidos de que su oportunidad es recuperar el voto de la extrema derecha para poder desbancar al PSOE, los intereses internos y externos agrupados en torno a Díaz Ayuso prefieren el perfil populista de su candidata por encima del intento de Feijóo de desmarcarse verbalmente de Vox. En tanto la experiencia ha acreditado que el PP sumará con la ultraderecha allí donde los números le den para hacerse con instituciones, lo que en realidad está en cuestión no es ya esa retórica electoral, en la que los programas locales son secundarios frente al objetivo primordial de ganar a final de año La Moncloa. Es la propia figura de Núñez Feijóo, que se juega su futuro como líder de su partido en esta primera vuelta electoral, y una forma de hacer política lo que está decidiéndose en la derecha española. Los discursos reiterados, las propuestas generales y, por encima de todo, el recurso obsceno a situar a ETA en el centro de la campaña electoral, denotan que esta cita con las urnas es para el PP una mera palanca para sumar poder local, reduciendo estas instituciones a mero instrumento pese a su calidad para incidir en el bienestar de la ciudadanía.