El adelanto de las elecciones generales al 23 de julio anunciado hace justo una semana por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras los malos resultados del PSOE en las urnas el 28-M parece un claro intento del dirigente socialista de salvar los muebles –los suyos propios y los de su partido– pero va a tener efectos colaterales en cuestiones que afectan muy directamente a la ciudadanía.

La primera de ellas por la propia fecha en sí, que coincide en pleno periodo estival con las vacaciones ya organizadas y pagadas en muchos casos, lo que está disparando el voto por correo y seguro hará aumentar las ausencias en las mesas electorales.Si preocupaba la abstención, no parece que votar en verano la vaya a reducir. En el caso de Navarra, inmersa en pleno proceso negociador para la formación del futuro Gobierno Progresista, la convocatoria podría suponer la demora, no desesable, del proceso hasta agosto, ya que María Chivite necesita la abstención de EH Bildu para lograr la presidencia. Por no entrar en que el inicio de la campaña coincide plenamente con las fiestas de San Fermín, con todo lo que eso puede suponer en Pamplona.

Ya a nivel general, las consecuencias más inmediatas de la obligada disolución de las Cortes que conlleva el adelanto electoral van a ser que más de 60 leyes que estaban tramitándose en las Cortes queden en el limbo legislativo. Asimismo, el nuevo periodo abierto por el adelanto de las generales conlleva que 25 leyes procedentes de decretos-leyes en vigor, otras ocho aprobadas por el Gobierno y una treintena impulsadas por los distintos grupos parlamentarios no vayan a ver, de momento, la luz. Algunas de ellas son normas que han esperado mucho tiempo y su aprobación debería ser una urgencia, como la Ley de Salud mental, la Ley de la ELA, la de olvido oncológico, la de movilidad sostenible, de desperdicio alimentario, la Ley de familias o el decreto contra la sequía.

Hay que recordar que varias normas y medidas fueron aprobadas o anunciadas por el propio Sánchez en periodo electoral. Queda también pendiente la prórroga de algunas medidas anticrisis y la ejecución de los fondos europeos. No cabe duda de que Sánchez, en su huida hacia delante, ha antepuesto sus intereses políticos y queda por ver si la decisión al menos sirve para cortar el ascenso de la derecha y la ultraderecha, aunque eso también está en el aire.