Esto que podría ser una manera de bailar cualquier éxito del verano es, sin embargo, la sensación que nos queda al conocer ciertas decisiones oficiales.

Hace unos días el Ayuntamiento de Pamplona retiraba la ayuda económica a un taller de escritura erótica porque, al parecer, la palabra erótica les ponía nerviosillos; la nueva alcaldesa no ha participado en las concentraciones de apoyo al colectivo LGTBI ni ha querido colocar la bandera arco iris en la fachada consistorial, desoyendo el acuerdo de la Junta de Portavoces; y ayer mismo supimos que el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra ha suspendido el programa “Musikariak ikastetxeetan” (Músicos-as en los centros educativos). Esta iniciativa se puso en marcha en 2018 para fomentar la transmisión del euskera a través de la música, entre el alumnado de 14 a 18 años de los modelos A, B y D.

El éxito fue rotundo: de los 40 centros existentes, 37 solicitaron participar ya desde el primer año. Desde entonces miles de chicas y chicos han tenido la oportunidad de conocer qué significó el colectivo ‘Ez dok amairu’ para la nueva canción en euskera, quiénes fueron las primeras estrellas del rock and roll en la lengua de Axular o qué grupos marcaron el panorama musical de los noventa, todo ello contado por artistas que llevaban las explicaciones y la propia música a las aulas. Pues bien, los organizadores del programa han recibido un mensaje por correo electrónico en el que se les comunica que se acabó. Fin de la historia, sin más explicaciones. Y luego dirán las estadísticas que la transmisión del euskera hace aguas… en fin.

Buen verano y preparaos para la vuelta, que parece va a haber oleaje.