La política navarra sigue instalada en tiempo de palomitas. Comenzó el año con la lucha descarnada en las derechas navarras, pasamos a las elecciones del 28-M y y luego al as 23-J y ahora a las negociaciones de estas últimas semanas para la formación del nuevo Gobierno de Navarra. Compartir sillón y palomitas con Esparza estos días no tendría precio. Admito que no me esperaba nada de lo que está ocurriendo porque daba por hecho, creo que como la inmensa mayoría de los navarros y navarras, que la repetición de la fórmula de un Gobierno progresista y plural con el apoyo de 30 escaños en la Cámara como mínimo estaba hecho desde la misma noche electoral del 28-M. Pero la realidad es que la cosa se ha complicado por razones de las que se me escapa su fondo más allá del evidente intento de minorizar a Geroa Bai y, al menos a las horas que acabo de juntar estas letras, la cosa no pinta nada bien. Los capítulos se han ido sucediendo con escenificaciones, declaraciones y propuestas, pero en el estado actual de la trama la secuencia está en que la presidenta Chivite ha llegado a un acuerdo de gobierno con Contigo-Zurekin y cuenta con el apoyo para su investidura de EH Bildu sin condiciones. Un paso de EH Bildu que tampoco acabo de entender, quizá porque desconozca algo, pero que en todo caso es un movimiento fallido porque solo suma 23 de 50 escaños. Y porque si lo que pretendía era presionar a Geroa Bai, el resultado ha sido el contrario, ya que le deja el campo de negociación en solitario y se queda con la llave de la investidura. El paso dado el martes por EH Bildu anunciando su voto a Chivite situó a Geroa Bai en la soledad de estar fuera del acuerdo, pero también con el poder de negociar en mejor situación sus posiciones. No sé si estaba en el guión inicial, pero ahora forma parte del desarrollo de la trama que ya está a apenas unos días para la sesión de investidura, prevista en principio para finales de la próxima semana. Geroa Bai tiene la capacidad de decidir el resultado de la investidura y si Chivite sigue siendo presidenta. Supongo y creo que Chivite sigue queriendo contar en el Gobierno con Geroa Bai, entre otras razones, además de las políticamente objetivas de mantener una fórmula que ha funcionado bien para Navarra y los intereses generales de sus ciudadanos, con sus aciertos y sus errores y sus problemas internos, porque presidir un Ejecutivo con solo 14 votos de 50 y tener que negociar el apoyo para Presupuestos y otras leyes y decisiones claves en el Parlamento con varios grupos cada vez , se presenta poco aconsejable y eficaz e inestable. Igualmente, creo que Geroa Bai quiere seguir formando parte del Gobierno y de un proyecto progresista, plural y transversal en el que ha sido parte activa y clave los últimos años –y que ha tenido su coste electoral también–, como línea de continuidad del cambio político, de gestión y de convivencia de 2015 y que ha dado resultados positivos para Navarra. Por ello, sigo sin ver a Geroa Bai cerrando el paso a este Gobierno, pero lo cierto es que de momento su posición no está en el apoyo directo o indirecto a la candidatura de Chivite en la investidura. Y no sé si se pondrán de acuerdo o no al final de la serie esta que parece más una obra del viejo teatro del absurdo que una negociación política real, seria y eficaz, pero si la llave la tiene Geroa Bai, la pelota está en el tejado del PSN.