Navarra va a continuar cuatro años más en la senda progresista iniciada en 2015. No es una cuestión menor en estos tiempos de retroceso de derechos en la medida que la ultraderecha ha ido ganando espacio especialmente en las comunidades del Estado en las que el PP ha cedido a las pretensiones de Vox, entre las que destacan la Comunidad Valenciana, Baleares, Extremadura y Aragón. En este contexto, la Comunidad Foral emerge casi como un islote en la firme defensa de los servicios públicos y de las libertades. Un compromiso recogido en el amplio acuerdo programático firmado entre PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, y que las tres formaciones con presencia en el Gobierno foral que se va a constituir este viernes deberán sacar adelante con el apoyo externo de EH Bildu. Quedó constancia de todo en ello en el debate de ayer, que se desarrolló por un guion absolutamente previsible. Empezando por los discursos de cada uno de los portavoces y terminando con la votación, en la que no hubo lugar a las sorpresas, por lo que la mayoría simple obtenida por la candidata es insuficiente en la primera ronda, pero será la que esta tarde le sirva para repetir mandato. La propia María Chivite alertó, en su intervención principal, de la amenaza de involución que existe ante unas derechas que niegan la violencia de género, la diversidad y el cambio climático, Frente a ello, contrapuso el acuerdo progresista y plural firmado entre las tres siglas que van a compartir responsabilidades de gobierno. Tampoco se salieron de lo esperado quienes van a continuar en la oposición. Sobre todo UPN, que tras lanzar un mensaje catastrofista y muy crítico con la gestión de la presidenta, se atrevió a tenderle la mano. Un ofrecimiento poco creíble y que lógicamente no tuvo ningún éxito. Entre los grupos llamados a acompañar a Chivite durante la legisltura que ahora arranca hubo un denominador común. La demanda de más ambición. Lo dijeron, por este orden, Laura Aznal (EH Bildu), Uxue Barkos (Geroa Bai) y Begoña Alfaro (Contigo Zurekin). Una reivindicación que Chivite no debería dejar caer en saco roto, puesto que estos no solo son sus actuales compañeros de viaje, sino que tendrán que serlo también en el futuro o no habrá viaje, porque es la única forma de que los números cuadren para seguir siendo la alternativa a la derecha.