"Estar en este mundo sin saber quién eres, es como no estar”. No puede ser más desgarrador el testimonio de Ascensión Rodríguez, de 81 años y diagnosticada de Alzheimer hace siete. Consciente de su propio deterioro pese a todo. Sus hermanas negaban la enfermedad en sus primeras fases. Y quién no ha escuchado ese mantra de que “a mí también se me olvidan las cosas”, “no hay que exagerar”, “es la edad”.... Pero esta enfermedad es terrible, avanza sin piedad y un diagnóstico precoz resulta imprescindible. Por eso seguramente los 6.500 diagnósticos de demencia (38 menores de 50) que hay en Navarra se quedan cortos.

Quedarte en blanco, no reconocer a los tuyos, perder tu propia conciencia del niño o la niña (los recuerdos más vivos, curiosamente, son los de la infancia), del joven, el adulto o anciano que fuiste o que eres, no es algo que sucede de la noche a la mañana. Olvidar lo que hiciste hace dos minutos, sufrir paranoias creyendo que todo el mundo habla de tí o dejar de comer son capítulos de una larga serie. En el día del Alzheimer conocemos muchas realidades como ésta y, todavía, pocas respuestas. Páginas en blanco también en diagnósticos y en tratamientos. Los expertos no saben aún cómo se inicia la enfermedad y se empieza a estudiar la pérdida de mielina que protege los tejidos nerviosos... Necesitamos más jóvenes que se animen a investigar. Y ahora que el nuevo consejero anuncia refuerzos en atención integral y sociosanitaria, profesionales que aporten comprensión y formación para las personas cuidadoras contra las que muchas veces los pacientes se rebelan.